Fórmula 1 | GP de Singapur

Alonso es el mejor de los mejores en Singapur

En la carrera nocturna sólo han conseguido la victoria campeones del mundo y los tres pilotos referentes del campeonato: el español, que lo logró dos veces (2008 y 2010), Lewis Hamilton y Sebastian Vettel.

Después de catorce horas de vuelo, Singapur saluda con un calor húmedo que apenas deja respirar, pero repleto de sensaciones de las que permiten venirse arriba a los optimistas, a los de las cábalas, a los que creen en la suerte y el destino. Hay otras cosas que animan a los que queremos ver de nuevo a Fernando Alonso en lo más alto del podio en el circuito urbano de Marina Bay. Como ver bromear al piloto asturiano con los periodistas que aquí estamos y comprobar que se ha puesto en marcha con eso de hacer un Ironman. Hay que estar muy fuerte física y mentalmente para atreverse con semejante atrocidad. ¿No será mucho? No. Los técnicos dicen que está mejor que nunca.

Está fuerte, sí, es líder del Mundial, se siente importante y la confianza en sí mismo la derrocha a borbotones. Más aún, si es posible, en un circuito en el que nadie es mejor que el asturiano. Ni siquiera ellos, los dos muchachos que le han maltratado la vida en los últimos tiempos. Porque en este circuito Alonso ha ganado más que nadie, dos veces en cuatro carreras disputadas, ha subido más al podio que nadie, tres veces en cuatro grandes premios y su peor resultado es el cuarto de la pasada temporada. Los otros dos vencedores son ellos, sí, Lewis Hamilton y Sebastian Vettel.

El español ha sido el único que ha ganado sin salir desde la pole. En 2008, primer gran premio de la F-1 que se disputó en Singapur, se impuso cuando Felipe Massa partía primero en la parrilla de salida. Fue el año en el que Nelsinho Piquet se estrelló, supuestamente, para que Alonso pudiera ponerse primero. Después había que mantener posición con aquella carraca naranja. Igual que había que seguir primero en el año 2010 con un Ferrari casi un segundo y medio más lento que el Red Bull de un Vettel que se pasó más de 30 vueltas pegado a Alonso sin poder adelantarle. Cosas de genios.

Aquí han ganado los tres mejores del momento, las referencias de la F-1, los pilotos con los que todos sueñan y Alonso lo ha hecho más veces que nadie. Y este año toca ganar, año par, así lo dice la estadística, las cábalas, los números. Pero más allá de designios de los hados, hay razones consistentes. La primera, la evolución que aquí trae el Ferrari y que hoy probará Fernando para ver hasta qué punto es efectiva y cuántas décimas puede mejorar el rendimiento del coche; la segunda, el talento de un piloto que aquí roza los muros más que ningún otro.

Ver los coches junto a la pista en la noche de Singapur es una sensación intensa, ver a Vettel emociona, comprobar cómo vuela Hamilton eriza la piel, pero uno se queda quieto sin reacción cuando Fernando Alonso pasa a milímetros de los muros a más de 300 kilómetros por hora jugándose la vida para ser feliz. El mejor de los mejores viene a ganar, a ser el rey de la noche de Singapur. Otra vez.

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