Fórmula 1 | GP de Mónaco

Pérez recordó el peligro de la F-1 y Montecarlo

El mexicano de Sauber sufrió un durísimo accidente en la Q3 que asustó gravemente al 'paddock' y acabó ingresado en el hospital con una conmoción cerebral y una fuerte contusión en el muslo. Hoy no correrá

Aparecieron las sábanas blancas y el silencio en la F-1. Mónaco llegó para advertir de que éste no es un deporte de videojuegos, que ahí abajo, en el asfalto, hay personas que se juegan la vida y cuando pasan el límite o la máquina no responde, todo puede suceder. Sergio Pérez no salía del coche, no había un gesto con el dedo pulgar hacia arriba... Nada. Sólo los más optimistas sabían que estaba bien. "Sólo con verlo supe que no le había pasado nada", explicaba su amigo Alguersuari.

Quedaban dos minutos de la Q3, cuando Pérez sufrió un accidente terrible del que salió casi ileso gracias a la actual tecnología. Fue a la salida del túnel, chocó contra el guardarraíl de la derecha, perdió el control del coche y fue directo a las protecciones de la siguiente curva.

Por un momento, el mundo temió por su suerte. Llegó el coche médico, las ambulancias y fue evacuado al Hospital Princess Grace. Allí se le hicieron las pruebas oportunas y se le diagnosticó una ligera conmoción cerebral y una contusión en un muslo.

Llegó consciente, hablando y en buen estado, incluso se comentó que quería disputar la carrera, pero no podrá ser. Pasó la noche en observación y hoy seguirá ingresado. Alonso pidió más respeto para los pilotos, que exigieron medidas de seguridad o un nuevo asfaltado en esa zona y Button resumió las sensaciones de un piloto: "En ese tramo eres como un pasajero, no hay adherencia y no tienes control. Mónaco es Mónaco, un circuito urbano". Peligroso, pero también mágico. "Cómo me gusta manejar aquí...", decía Checo el pasado jueves.

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