Bautista dice adiós y Simoncelli mete miedo

Nadie podrá decir que no lo intentó, porque Bautista llegó a remontar desde su décima posición inicial a la segunda, pero el bonito sueño volvió a tornarse en pesadilla por culpa de otra inoportuna caída. Y todo ello duele más al ver que Aoyama marchaba enfrascado en otra pelea menor, en medio del pelotón, cediendo puntos a todo el que quisiera acercarse a su liderato en 250cc.

Como ya sucedió en Portugal, el que mejor aprovechó la jugada fue Simoncelli, que no soltó el liderato de la prueba desde el instante que lo ocupó. Ni la presencia inicial a su rueda de Barberá, ni la posterior de Bautista, al que le costó menos que otras veces remontar, alteraron su magnífico ritmo de carrera.

El de Gilera ni se enteró de la caída de Bautista y, como volvía a ser su día, hasta la suerte estuvo de su parte esta vez porque, cuando apareció la bandera roja, a seis vueltas del final, Aoyama había logrado recuperar desde la séptima plaza a la cuarta, pero la vuelta que contó fue la anterior, por ser la consolidada (cosas del reglamento), y le rascó así cuatro puntos más a su desventaja con el nipón.

Ahora está fijada en doce puntos, con dos carreras por delante, y la sensación generalizada es que el italiano es de sobra el mejor de la parrilla mientras que al nipón le puede la presión. De otra manera no se explica que su compañero de box, De Rosa, lograra su primer podio en dos y medio, cerrándolo tras Simoncelli y Barberá.

El valenciano está adquiriendo una regularidad nunca vista en él y, de haberla alcanzado antes, aún mantendría alguna opción real de título. Matemáticas las hay, lo mismo que para Bautista, pero sus 29 y 33 puntos de desventaja pesan como una losa a estas alturas.

Por cierto, la bandera roja apareció porque Locatelli se cayó, quedando moto y piloto tendidos peligrosamente sobre el asfalto. El posterior examen médico al italiano no relevó lesiones de gravedad que lamentar y estará el próximo fin de semana en Sepang.