Una avería arruina el debut de Fonsi y Jordá

Faltan pocos minutos para la salida en el circuito del Algarve y la tensión es grande en los boxes. También en el del único equipo español de las Le Mans Series. El Q8 Oils Hache Team va a iniciar su tercera carrera en el campeonato y los nervios se reflejan en las caras. Al volante, un joven veterano, Máximo Cortés. Uno de los más tranquilos. Se coloca su casco con el número 13 y sale. Adelanta puestos rápidamente y roza el top ten absoluto, a pesar de llevar un LMP2, muy por debajo en prestaciones de los poderosos LMP1.

Mientras Cortés vuela en la pista, algunos aprovechan para comer y beber algo. Otros, la mayoría, sólo están pendientes de su trabajo. Fonsi Nieto revisa su casco. Es el siguiente. Cambio de piloto y Maxi se baja satisfecho, pero preocupado: "Estoy contento con mis tiempos, pero he notado como si pisara algo en el pit lane y me he quedado sin dirección. Espero que no sea una avería". Por desgracia, se equivoca. Hay un problema, como explica David Carbajo, el jefe del equipo: "Se ha roto un palier y los ingenieros dicen que si no se repara, tendremos que retirarnos".

Empiezan las carreras de ingenieros y mecánicos para solucionar la avería. Tres cuartos de hora después, Carmen Jordá debuta. A la vez, en el box, sus padres y su hermana disfrutan del momento. Muchos curiosos se acercan. Reconocen a Carmen y Fonsi y los flashes de las cámaras son continuos.

Más problemas. Se vuelve a romper un palier. De nuevo parece el fin. Fonsi es explícito: "Se nos ha escacharrado". Carmen pasa al lado, fastidiada: "Tengo mal sabor de boca. Me he subido, pero ya estaba roto. Lo han arreglado y he regresado. He dado trece vueltas y otra vez para dentro. Se ha roto de nuevo, una pena". Mientras el equipo se afana contrarreloj, Jordá y Nieto coinciden: "Correr de noche es muy divertido, la experiencia ha sido buena. Eso sí, al circuito le falta iluminación".

El coche está arreglado. Maxi vuelve a pista. Todo parece ir bien, pero pasa algo inexplicable. La misma rotura otra vez. Ya no hay solución, aunque lo siguen revisando.

Alguna lágrima se escapa. Han trabajado mucho, pero deben abandonar. Carbajo, aunque triste, es positivo: "Estoy muy orgulloso de todos. Hemos cambiado dos veces la transmisión en plena carrera. Pocos trabajarían tan a destajo para poder terminar". El ganador ha dado 215 vueltas, ellos noventa. Sin embargo, el equipo ha funcionado como tal y Nurburgring, el 23 de agosto, ya ocupa sus pensamientos.