Renault dispuesta a no correr en Valencia

Max Mosley se cobró el domingo una de las deudas pendientes con uno de sus mayores opositores, Flavio Briatore. El italiano es uno de los jefes de la FOTA y quien más presionó para que renunciara a su reelección. Y, aunque la sanción impuesta de un gran premio de suspensión se atiene al reglamento, la ausencia de precedentes de la misma hace pensar en una venganza política contra el jefe de Fernando Alonso.

Al equipo francés le sancionaron por dos artículos del reglamento deportivo de la F-1, el 23.i ("Los equipos son responsables de dejar salir un vehículo del pit stop sólo si es seguro hacerlo") y el más genérico 3.2 ("el competidor debe asegurarse de que los coches cumplan las condiciones de seguridad durante la carrera"). Pero nunca se ha sido tan severo en la historia reciente de este deporte. No ha pasado con salidas de boxes como la que casi hace tocarse a Webber con Raikkonen este mismo domingo, ni sucedió tampoco en 2006 cuando Alonso emprendió la marcha con la rueda mal apretada en Hungría y se desprendió.

Así las cosas, en medios cercanos a la FIA se cree que la Corte de Apelación (sin fecha a la espera de la llegada del recurso de la escudería gala) puede decidir la suspensión de la misma para que Alonso, la estrella local, pueda competir en Valencia. O incluso que, a causa de la época vacacional no se pueda reunir la Corte de Apelación y se reúna entre el GP de Europa y la prueba de Bélgica. Sin embargo, Briatore piensa tensar la cuerda con Mosley y no aceptará suspensiones: está dispuesto a no comparecer en la carrera si no hay una sentencia firme sobre la sanción. Ni Alonso ni Piquet correrían entonces, con el consiguiente perjuicio para la prueba española, que puede ver desiertas las gradas si al final no se impone la cordura.