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El gurú Newey hace planear a los Red Bull

Ganador de diez títulos con Williams y McLaren, el ingeniero espacial es cauto sobre la posibilidad de cazar a Button: "Iremos carrera a carrera".

Carlos Miquel

Piloto ocasional (terminó 22º las 24 Horas de Le Mans de 2007), dueño de una colección de coches clásicos, tímido compulsivo y con el aire de genio de su patria chica, Stratford Upon-Avon (donde nació Shakespeare), Adrian Newey es el gurú del diseño en la Fórmula 1. A los 22 años se licenció con matrícula de honor en ingeniería aeronaútica y espacial y su tesis final versó sobre el efecto suelo.

Inmediatamente comenzó a trabajar en automovilismo y su primer equipo fue March, donde diseñó el prototipo GTP, que ganó su categoría dos años seguidos. En aquel biplaza carrozado ya se puede percibir la pureza de líneas que ha convertido al actual Red Bull RB05B en el coche más bonito de la parrilla. Por el camino, Newey ha sumado diez títulos. Fue en los 90 con Williams y McLaren.

El ingeniero británico había sucumbido en los últimos años a los equipos de diseño masivos y a las mejoras a base de sumar deflectores y mejoras centesimales al diseño original. En McLaren tenía prohibido añadir aleroncitos: "Ya es eficiente así, no hay que tocarlo".

Su vocación por el riesgo hizo que le postergaran en el equipo de Ron Dennis por el fracaso del nonato MP4/18A de 2003. Seguía trabajando en algunos conceptos que luego se aplicaban en pista, pero en 2006 se fue tras aceptar una multimillonaria oferta de Red Bull. Sigue diseñando a la antigua, en la mesa de dibujo, y, una vez pintado, su equipo lo plasma en 3D gracias a la informática.

Y ha aprovechado su sabiduría en los clásicos para sacar ventaja del cambio de reglas. Rescató con el RB05 el concepto de suspensión trasera pull-rod (con los brazos como tiradores), que permite calentar mejor las ruedas. Pero tenía difusor simple, y debía cambiarlo. El genial Newey aprovechó sus paseos por la parrilla para desarrollar en su mente un difusor doble para su criatura. Lo estrenó de transición en Mónaco y el domingo debutaron con el definitivo, más ancho aún y con la tapa motor partiendo el alerón trasero como si de un avión se tratase.

Pese al doblete de Silverstone, el británico es cauto sobre poder alcanzar a los Brawn: "Después de Mónaco, hemos trabajado para evolucionar el coche en curva lenta, nuestro mayor problema. Este circuito era muy bueno para nosotros y no tanto para Brawn. No ha sido un fin de semana normal y habrá que esperar. Iremos carrera a carrera".

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