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Nascar | Copa Sprint

Un tren de alta velocidad llamado Jimmie Johnson

El californiano dominó la cita de Dover y se coloca tercero en la general a 64 puntos del líder, Tony Stewart, segundo ayer

"Simplemente no pudimos controlar a Jimmie. Llegó por detrás como un tren y se llevó todo por delante". Es la mejor explicación para lo que ocurrió ayer en la 13ª cita de la Copa Sprint de la Nascar en el Dover International Speedway de Delaware. La frase es de Tony Stewart, segundo en la línea de meta y nuevo líder del campeonato, y al que se refiere es Jimmie Johnson que logró su victoria número 42, segunda de esta temporada. Johnson demostró, una vez más, el porqué es uno de los mejores pilotos de la historia de la Nascar. Sus tres títulos consecutivos (2006, 2007 y 2008) dan idea de su dominio, el mismo del que hizo gala en Dover al liderar la prueba 298 vueltas de las 400 que se dieron.

Eso sí, para ganar tuvo que adelantar en las cinco últimas a Greg Biffle y Tony Stewart. Ahora ya es tercero en la general a 64 puntos de Stewart con 23 carreras aún por disputar. "No creo que se le pueda dar mayor emoción e intensidad a una carrera de lo que hemos conseguido. Pienso que ha sido un gran día para el automovilismo y para la Nascar", dijo Stewart. Y es que Jimmie Johnson está rodeado de una aureola de grandiosidad y virtuosismo en todo lo que hace en su vida. Jimmie no pasa desapercibido y su vida es modelo para muchos de sus compatriotas. Como dato basten dos ejemplos. En su colegio, Granite Hills High School de El Cajón, nadie puede utilizar el número 48 en ningún deporte ya que este dorsal está retirado en su honor y el Alcalde de San Diego, muy próxima a su localidad natal, Jerry Sanders, proclamó el 9 de octubre como el día de Jimmie Johnson.

Nacido en El Cajón (California) hace 33 años, Johnson tiene una vida ligada a la competición y a los vehículos sobre ruedas. Su padre, Gary, trabajaba en una empresa de neumáticos y su madre, Cathy, conducía un autobús escolar. Y todos los fines de semana junto a sus hijos, Jimmie, Jarit y Jessie, cogían el remolque y se iban de acampada donde hubiera una carrera para que los pequeños participaran. Comenzó a los cinco años compitiendo en pruebas de motos de 50cc y pasó por multitud de disciplinas, incluyendo seis títulos con camionetas off road donde compatibilizaba sus labores de piloto con las de reportero a pie de pista para la ESPN, hasta que en 1998 ingresó en el mundo de los stock cars, corriendo primero en la ASA y después en las Busch Series, segunda categoría de la Nascar.

De ahí pasó a la máxima división, la Copa Nextel (ahora Sprint Cup). En su debut, en 2002, se convirtió en el primer rookie de la historia en liderar la general y logró la pole en las míticas Daytona 500. Ha disputado 255 carreras, ha ganado 40 y se ha embolsado más de 45 millones de dólares en premios (35 de euros). Además de dos subcampeonatos ha ganado tres títulos consecutivos (2006, 07 y 08), igualando a Cale Yarborough, que lo hizo de 1976 al 78. Ahora ya es historia viva de la Nascar y su talento parece no tener fin para romper récords.

Jimmie se define como "un tipo normal que friega los platos y corta el césped en casa", y que en su tiempo libre disfruta de su barco, sus motos acuáticas, el ciclismo de montaña o relajarse en el sofá. Además, destina buena parte de su tiempo y mucho dinero en la fundación que lleva su nombre y que creó con su mujer, Chandra Janway, y que se dedica a recaudar fondos para las personas más necesitadas. Ayer volvió a demostrar que es uno de los grandes de la Nascar.