Un ejército de 5.000 personas

Atardece en Montmeló y un operario pinta con mimo la línea de meta del circuito. Es la barrera de los sueños. Otros colegas suyos se ocupan de las marcas de la parrilla mientras John Button, el padre del gran favorito Jenson, pasea amigablemente con la bella novia de su hijo, la japonesa Jessica Michibata. Se ultiman los preparativos para que el circuito sea una caldera que le puede dar a Alonso las dos décimas extra que necesita para meterse entre los cinco primeros de la parrilla.

Hoy, los aficionados que tengan una entrada de tres días, y pretendan verle de cerca y llevarse un autógrafo, deberán acercarse a la tradicional visita a los boxes y hacer cola para conseguir un recuerdo de su ídolo. La cita, de cinco a cinco y cuarto de la tarde. Los equipos se han dividido en dos turnos y a Renault le toca el primero. El resto lo harán de cinco y cuarto a cinco y media. En otros trazados europeos han preferido que lo hagan el viernes, con los pilotos más estresados.

La marcha de la venta de entradas en el resto de pistas continentales está siendo más floja que la de Montmeló. Otro de los elementos que influye es el hecho de que las grandes marcas ya no compran entradas por miles, sino por cientos. En cualquier caso, la asistencia al GP de España en los últimos cinco años ha sido tan alta, que no habrá que rasgarse las vestiduras. El año pasado hubo 317.600 personas los cuatro días y, a las malas, esta temporada se situará en cifras similares a las de 2005, con 257.000 personas para los cuatro días.