Fórmula 1 | La intrahistoria

El choque de dos formas de ver el gran circo

Carlos Miguel

Flavio Briatore no está solo en su guerra contra Brawn GP. De su lado está también Mario Theissen, responsable de BMW, que ya ha reconocido que en la próxima reunión de la FOTA se tratará el reparto del dinero que procede de Honda: "Hablaremos de ello, no hay duda". El jefe de Renault hace años que perdió la amistad que tenía con aquel ingeniero atómico que fichó para Benetton en 1991 y que reorganizó por completo la escudería hasta hacerla campeona con Michael Schumacher en 1994 y 1995. Su matrimonio fructificó porque Flavio no se metía en la parcela de su director técnico. El italiano trajo nuevos aires en lo que respecta a la explotación comercial de la F-1 y siempre se burló de la otra manera de ver los grandes premios, la de los carreristas ingleses como el propio Brawn.

Una oferta mareante de Ferrari separó las vidas de ambos en diciembre de 1996. Briatore se quedó con el ingeniero menos bueno, Pat Symonds, al que dio los galones. Ross fue clave en la conversión del entonces caótico equipo de Maranello en una escudería campeona, gracias en parte a Schumacher. Cansado de los circuitos, el ingeniero atómico inglés se retiró a cultivar su jardín, pero volvió en 2008 y la Asociación de Constructores le adoptó como su delegado técnico. Ahora le ven como un traidor.

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