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Fórmula 1 | La contracrónica

Viejos fantasmas

Brasil proclamará de nuevo al campeón mundial. Hamilton vuelve a tenerlo todo de cara... menos el antecedente del pasado año. Emoción asegurada.

Fernando Alonso

Nada es seguro. Siempre he defendido que la incertidumbre es uno de los ingredientes que hacen del deporte algo tan apasionante. Llevo desde que tengo uso de razón viendo carreras de casi todo lo que tenga motor y, si algo he aprendido, es que nada se puede dar por seguro en el mundo de la competición. Lo hemos visto en infinidad de ocasiones, pero a menudo nos olvidamos de ello. Buscamos la certeza donde no la hay y queremos finiquitar la emoción antes de tiempo. Pues no: Hamilton no es aún el nuevo campeón de la Fórmula 1. Goza de la condición de favorito, eso sí, pero el título es otra cosa...

Decepción roja. Y eso que pienso que Ferrari se lo está poniendo tan fácil que el británico no volverá a fallar en Interlagos. Me decepcionó enormemente el rendimiento de los coches rojos ayer en China. El Mundial estaba en juego pero ellos parecían resignados a su propia suerte. Cierto que el McLaren se escapó como la flecha plateada que es, pero esperaba bastante más de Massa y Raikkonen, por no mencionar unas decisiones estratégicas que tampoco llegué a entender del todo.

Alonso volvió a convencer. La racha de victorias, claro está, no podía ser interminable, aunque a mí la carrera de Alonso ayer me convenció tanto como las de los triunfos anteriores en Singapur y Japón. Sacó el máximo partido a los recursos de que disponía y cruzó la línea de meta casi a la estela de los coches de Maranello. No sonó el himno, ni siquiera hubo podio, pero ¿acaso hubiéramos firmado algo así hace tan sólo unas pocas semanas?

A por Kovalainen. Fernando dice que le da lo mismo ser quinto, sexto o séptimo al final del campeonato. Entiendo que a un campeón sólo le valga la gloria del triunfo. Pero a mí, la verdad, sí que me apetece mucho que el asturiano quede por delante de Kovalainen, que gane con su Renault al bólido con motor Mercedes que él mismo dejó vacante el año pasado.

Una tarde para disfrutar. Ya saben, reserven fecha y hora: dos de noviembre, a las seis de la tarde. Otro GP de Brasil para no perderse, aunque sólo sea por saber cómo gestionará el favorito la enorme presión que, le guste o no, soportará. ¿Se repetirá la historia?