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Motociclismo | Troy Bayliss

El héroe tardío de la clase trabajadora

A los 39 años, ha logrado su tercer Mundial de Superbikes en la temporada de su retirada. El australiano buscará emociones en los Turismos

Troy Bayliss

A los 32 años los deportistas tienen prácticamente cerrado su palmarés, pero en el caso de Troy Bayliss fue el comienzo. Nacido en 1969 en el seno de una familia granjera de Taree (Nueva Gales del Sur, Australia), su infancia encaja en la definición de humilde. A los ocho años empezó a trabajar en un taller de pintura de automóviles a cambio de una bicicleta. En las zonas rurales del país aussie es un buen comienzo; si juegas tus cartas y montas tu propio negocio puedes ganarte bien la vida. Siempre que los productos químicos de los aerosoles no acaben antes contigo...

Diez años pasó Troy entre sprays y carreras de motocross. A los 17 perdió su carné de conducir recién sacado y volvió a la bici varios años más. Pero la extremada peligrosidad de ese transporte por carretera le llevó a comprarse una Kawasaki ZXR750, que pagó a plazos tras pedir un crédito de 9.000 dólares. A los 23 años se casó con Kim, su novia del colegio, y se apuntó a correr el campeonato australiano. Viajaba en furgoneta con su suegro y su moto de calle en la parte de atrás. No sabían nada de carreras. "Veíamos a los otros pilotos como pasaban horas y horas trabajando en sus motos. Nosotros nos reíamos y decíamos: '¿Qué harán tanto tiempo?'. Poníamos gasolina y salíamos a correr", recuerda.

Su oportunidad llegó en 1993. Mat Mladin sufrió un accidente en un ultraligero y Troy le sustituyó en una carrera de Supersport. Hizo la pole y maravilló en carrera... hasta que se cayó y se rompió la muñeca. Parecía el final, pero al año siguiente le ofrecieron correr. De ahí pasó al Nacional de Superbikes y recibió una invitación de Suzuki para disputar la prueba de casa del Mundial de 250cc. Acabó sexto y Ducati, alucinada, le ofreció hacer el británico de SBK. "Es un viejo", decía la prensa. Pero Troy fue sexto y arrasó en 1999.

Llegó al Mundial y en 2001 se proclamó campeón en una gran lucha con Colin Edwards, que le devolvió el golpe en 2002. Con 34 años aterrizó en MotoGP. Fue sexto con tres podios, pero las cosas se torcieron y en 2006 volvió a Superbikes. Se llevó su segundo título y se dio el gustazo de derrotar a sus antiguos rivales de MotoGP, en Cheste, sustituyendo a Gibernau. Su tercer título de 2008 cierra un extraordinario palmarés de un fanático de las bicis que ahora piensa en otro desafío, los Turismos.

En su país es un referente por su lucha y trabaja duro para lograr sus metas superando, incluso, sus graves caídas. Un héroe para los chavales, que se refleja perfectamente en la película documental 'Troy's Story', obra de un gran admirador suyo, el actor Ewan McGregor.