Audi y Peugeot siguen con el reto de los diésel

Rudolf Diesel inventó en el siglo XIX el motor que lleva su nombre. Fue el primero que usaba aceite mineral como combustible. Su diseño tenía como idea principal arrastrar grandes cargas lentamente y a bajo precio. Si al difunto inventor alemán le hubieran dicho que su descubrimiento formaría parte esencial de los dominadores de una carrera que aúna velocidad y resistencia, no se lo hubiera creído.

Audi y Peugeot, los dos claros favoritos para la victoria en las 24 Horas de Le Mans, usan esos motores en sus prototipos. Audi se presentó en 2006 con el R10 TDI que escondía un poderoso motor V12 biturbo de 5,5 litros de cilindrada y 650 CV. Con este prototipo diésel, la marca de Ingolstadt lograba un hecho histórico en el deporte de competición y marcó el camino a seguir en el futuro. El diésel ha cogido ventaja y sus grandes resultados en Le Mans hacen pensar en que pueda llegar a otras competiciones como la Fórmula 1.

La principal cualidad del motor diésel sobre el de gasolina, el menor consumo, supone un factor vital en las pruebas de resistencia. Además, al girar a menos revoluciones y ser conceptualmente más simple, mejora la fiabilidad de las piezas. Por eso, ante el buen resultado del Audi, su gran rival actual, Peugeot, tuvo claro que no se trataba de un farol y comenzó a trabajar en su propio prototipo diésel para regresar a la mítica prueba en 2007.

El pasado año, no pudo evitar una nueva victoria alemana, pero sus 908 HDi estuvieron cerca de aguarles la fiesta. Para esta temporada, la empresa francesa parece haber hecho muy bien los deberes y parte como gran favorito para llevarse la victoria final y, de paso, homenajear de nuevo a Rudolf Diesel.