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Automovilismo | Reunión en París

Mosley seguirá como presidente de la FIA

Ganó con solvencia la votación de confianza realizada por los delegados de la Asamblea Extraordinaria. Pero varios de ellos mostraron su clara contrariedad por la decisión y el propio Ecclestone duda de Max

<b>TENSA SITUACIÓN. </b>Max Mosley entró en la Asamblea por una puerta trasera y salió por la principal fuertemente escoltado y sin hacer ningún tipo de declaración.
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Su imagen estará asociada por mucho tiempo a la orgía con tintes nazis que desveló un tabloide británico, pero el futuro profesional de Max Mosley, al menos el inmediato, se decidió ayer en París. La Asamblea General Extraordinaria de la FIA juzgaba el respaldo a su presidente. El lugar parecía propicio para acabar con dieciséis años al frente del automovilismo. La Plaza de la Concordia, emplazamiento de la sede de la FIA, fue en la Revolución Francesa el lugar donde personajes como Luis XVI y María Antonieta pasaron por la guillotina. Eso es lo que algunos presentes en la reunión hubieran deseado para él, al menos metafóricamente, pero la realidad fue muy distinta.

Mosley llegó a la cita de la misma forma que desarrolla su trabajo desde que saltó el escándalo. A hurtadillas. Evitó el revuelo y entró por una puerta trasera. Allí explicó su visión, reconoció la veracidad de los hechos y se disculpó por la trascendencia que un acto de su vida personal (como él denomina) ha provocado. Y llegó la votación que fue secreta y anónima, a diferencia del habitual procedimiento a mano alzada. El anonimato evita posibles represalias. 103 votos a favor de Mosley frente a 55 en contra, siete abstenciones y cuatro votos no válidos. Su salida del recinto, fuertemente escoltado y con rostro muy pálido, demostró la tensión de lo sucedido en el interior.

Hace poco, Max, anunció: "Si la Asamblea está de acuerdo, continuaré hasta octubre de 2009". Sin embargo, el propio patrón de la Fórmula 1, Ecclestone, ausente en la asamblea, no parece creer a su, al menos hasta hace poco, gran amigo. Bernie, que ya ha pedido públicamente la renuncia del británico de 68 años, se descolgó, ayer mismo, en 'The Times': "El problema es que, si dice que se queda hasta el 2009, volverá a estar al mando pasada esa fecha. Estoy seguro al cien por cien; no, a un millón por ciento seguro. No le preocupa que lo ocurrido puede afectar a la F-1; no es ningún comercial y no tiene un dólar invertido". Ya conocido el resultado, volvió a la carga: "Será difícil para él ejercer de presidente si los que dicen que no se reunirán más con él mantienen su postura".

Sin duda, Ecclestone se refiere a la reacción de algunos de los países más importantes en el automovilismo. Robert Darbelnet, presidente de la AAA (Asociación Americana del Automóvil) declaró: "No ha sido el resultado que queríamos. Abandonar la FIA es una de las posibilidades, pero no podemos tomar esa decisión a la ligera". Su homónimo alemán, el ADAC, emitió un comunicado muy duro que coloca a Mosley en una situación difícil: "Para el mayor club de automovilistas de Europa, ésta es una razón para poner fin a la participación en la organización mundial de clubes de automovilistas, con efecto inmediato, y salirse de los activos a nivel mundial de los grupos de trabajo de la FIA. El ADAC mantendrá esta actitud mientras Mosley sea el presidente de la FIA".

Por último, Guido Van Woerkom, máximo dirigente holandés, dejo entrever que ciertos respaldos pueden no ser inocentes: "No me ha sorprendido, pero no estoy feliz. Los grandes están en contra: Estados Unidos, Australia, Japón, Alemania, Países Bajos... Hay un montón de dinero dando vueltas por ahí y a veces un pequeño trozo de pan resulta muy agradable para comer. No hablo de corrupción, eso no lo voy a decir". La sólida base del automovilismo está siendo agitada desde la más alta cúspide. Como ayer resumió Ecclestone: "Ahora mismo estamos en una posición en la que nadie sabe lo que ocurrirá".