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Fórmula 1 | GP de Turquía

Alonso retoma la senda de los puntos

Notable sexta plaza del asturiano después de una gran salida, en la que ganó dos posiciones. Tercer triunfo de Massa en Estambul, que impidió un segundo de Raikkonen al no contener más a Hamilton

Carlos Miquel
<b>ALONSO GANÓ DOS PUESTOS CON LA TRIBUNA LLENA. </b> No se caracteriza el circuito de Turquía por su asistencia de público, pero ayer, las gradas de la recta de meta sí estaban repletas hasta la bandera. Ellos pudieron ver mejor que nadie la espectacular salida de Fernando Alonso que supo aprovecharse del incidente entre los dos finlandeses, Kovalainen y Raikkonen y, a pesar de la escasa tracción de su Renault, logró subir dos puestos y situarse por delante del Ferrari y el McLaren. Escenas de otros tiempos gracias al talento del asturiano. No serán las únicas, el año promete, al menos, alguna actuación memorable.

Matti Raikkonen y Seppo Kovalainen se enfrentan en las carreras de 'Legend Cars' en Finlandia y sus duelos son muy cerrados. Matti es muy hablador y Seppo siempre está callado. A sus más de cincuenta años, el primero le hace siempre la misma broma típicamente finlandesa: "Las monjitas debieron equivocarse en el hospital y confundieron los bebés. Heikki parece hijo mío y Kimi se parece mucho más a ti". Sus hijos, pilotos de superélite, protagonizaron ayer un duelo en la primera curva que marcó el destino del GP de Turquía.

El expansivo y más duro Kova cerró la puerta con su McLaren y el introvertido campeón del mundo le golpeó con el alerón delantero. El piloto de McLaren sufrió un reventón que le obligó a remontar y la estrella de Ferrari perdió la parte de abajo del alerón delantero. Eso le supuso un hándicap de un par de décimas por vuelta y le alejó de la posibilidad de luchar por la victoria. Y de atacar como se le exige a un número uno a Lewis Hamilton. Felipe Massa se libró en esos primeros metros de la oposición de su mayor enemigo, su propio compañero, y se encaminó, aunque con algún sobresalto, hacia la victoria. La tercera consecutiva en su talismán, el Istambul Park.

El gran beneficiado de esa batalla propia de los autos locos fue Fernando Alonso, que pasó al Ferrari por fuera y se colocó quinto. En esa primera curva estuvo tan vivo como en Interlagos 2007. A Webber lo fulminó en los primeros metros. La obligada parada en boxes de Heikki le hizo ganar otra plaza más, la cuarta. Detrás, Giancarlo Fisichella empotró su Force India como si estuviera en una bolera contra Kazuki Nakajima. El coche de seguridad saltó a pista. En la reanudación, Raikkonen pasó al bicampeón y su R28 de una manera apabullante. Fue un momento para ver la abismal diferencia de velocidad punta. El Ferrari de Kimi alcanzó los 323,9 km/h por los 315,6 de Alonso. Es decir, un total de 7,3 km/h. Así no hay nada que hacer. Quinta plaza para el asturiano en ese instante.

Aerodinámica.

En circuitos de carga media, incluso con la evolución de Barcelona, el monoplaza francés sigue necesitando más incidencia en el alerón trasero, más carga aerodinámica que el resto para poder ir deprisa en las curvas. Eso le frena muchísimo en las rectas, ya que los demás pueden poner menos carga posterior sin perder un ápice de velocidad. Para solucionarlo hay dos recetas: más mejoras aerodinámicas y potencia en el motor. Sobre el propulsor se trabaja para darle a Alonso al menos diez caballos más con los que ganar una décima por vuelta y, sobre todo, la posibilidad de reglar el coche con algo menos carga en el deflector posterior.

Después de la pasada de Kimi, Alonso se centró en hacer su carrera, sumó buenos tiempos y el coche, ayudado por la menor temperatura ambiental, castigó menos las ruedas que de costumbre. El resultado fue que pudo escaparse diez segundos de Webber y cuidar además el propulsor para la siguiente cita en Mónaco. No pudo evitar que Heidfeld le pasara en la primera parada, pero para luchar de verdad con un BMW aún faltan unas tres décimas por vuelta. Ese adelantamiento en boxes le dejó en la sexta plaza final. También le frenó algo el habitual cargadón de combustible de Pat Symonds, pero tenía su lógica, porque Alonso paró por primera vez en la quince y de esa forma reducía el número de vueltas con neumáticos blandos.

Neumáticos.

Bridgestone avisó a todos los equipos del severo riesgo de graining, pero en Ferrari pecaron de prepotentes y optaron erróneamente por llevar esos compuestos en tres cuartas partes de la carrera. Con esa decisión sus pilotos, con Massa a la cabeza, empezaron a tener un desgaste excesivo y a hundirse en sus registros. También su compañero. Hamilton, que llevaba una arriesgada estrategia a tres paradas aprovechó ese bajón para acosarle después de la primera detención. Tenía un segundo por vuelta por peso y se fue a por él. El adelantamiento fue muy vistoso, pero el otras veces fiero brasileño le abrió la puerta sin demasiada oposición. Algo que enfadó a los jefes de Ferrari. Si llega a aguantarle un par de vueltas más, su compañero Raikkonen habría terminado en meta segundo. Pero sólo le habría recortado dos puntos.

Lewis se marchó como un tiro en cabeza, aunque no logró un colchón suficiente como para aspirar realmente a la victoria. McLaren optó por esta táctica de tres detenciones porque los técnicos de neumáticos les avisaron del riesgo que tenía de laminar los neumáticos como el año pasado. Y reventarlos. Su brusca conducción es incompatible con esta pista. Kimi iba mucho más largo, a dos paradas, y le faltó un pelín para pasarle. Massa le adelantó sin problemas.

Agresividad.

El tercio final tuvo la emoción de ver si Raikkonen iba a ser capaz de pasar a su adversario de McLaren, pero ni siquiera llegó a meterle el morro en ninguna ocasión. Con su frialdad cuando no tiene una gran superioridad mecánica, se limitó a marcarle y presionarle lo justo. ¿Se hubieran quedado a la expectativa pilotos como Michael Schumacher o Fernando Alonso? En Ferrari lo saben, como también saben que todo empezó en el toque con el hijo de Seppo.