Cuestión de supervivencia

Resulta deprimente sentarse a ver una carrera sabiendo de antemano que, haciendo un trabajo perfecto, Alonso no puede aspirar más allá de ser noveno o décimo. Te hunde la moral. Los tres grandes son una galaxia lejana e inalcanzable, pero no poder seguir el ritmo de Toyota, Red Bull y Williams y que se te suba a la chepa un Honda roza lo humillante. El bicampeón está desconcertado porque es una situación desconocida para él. Como si a Max Mosley le metieran en un convento o a Ronaldinho le sacaran del gimnasio. Estarían perdidos. Cuando te has acostumbrado al jamón de pata negra la mortadela sabe a rayos.

Sorprende que, en pleno naufragio, aparezca 'Copperfield' Briatore para tratar de hipnotizarnos con una frase que suena a broma: "En Montmeló lucharemos por el podio". ¿Se puede cruzar el desierto en veinte días? Me temo que su predicción es humo, pero ojalá sea así a medio plazo porque, si el declive continúa, no sólo está en juego la continuidad de Fernando sino la supervivencia de la escudería. Renault no está en la F-1 por prestigio sino para amortizar su inversión con buenos resultados y vender más coches en el mercado. Ya lo dijo su presidente, el implacable Carlos Ghosn: "No estamos aquí para presumir". Ahora mismo la recompensa es sólo publicidad negativa y chistes ofensivos. ¿A qué empresa le interesa algo así?