Fórmula 1 | Pretemporada 2008
La 'Alonsomanía' inunda los ensayos de Montmeló
Más de 23.000 aficionados animaron al doble campeón del mundo en el segundo día de pruebas en el circuito catalán, donde completó 115 vueltas sin problemas con el R28 para lograr el sexto mejor tiempo
Salió del circuito con la duda incrustada en su cerebro. Después de estar durante horas viendo a Fernando Alonso en Montmeló, el aficionado no sabía si ser optimista o pesimista. Si escogía la primera opción pensaría que el asturiano sólo pudo ser sexto en su segundo día de pruebas, que Hamilton está una décima más lejos que el viernes y que hasta los Toro Rosso estaban por delante. Si opta por la vía de la felicidad, en ocasiones sin pilares en la realidad, pensaría que el ovetense completó 115 vueltas sin ningún fallo en su nuevo R28, que está en la lucha por acercarse a los McLaren, que sólo eran unos ensayos de pretemporada y que... los Toro Rosso estuvieron por delante de todos.
Eso pensaba un aficionado cualquiera al coger su coche del aparcamiento del trazado catalán después de un día de Fórmula 1. Las dudas existen sobre el rendimiento de Renault en esta pretemporada, pero donde no hay preguntas es en el corazón de ese aficionado cualquiera, uno de los 23.000 que ayer estuvieron cerca de Barcelona viendo a su ídolo. La marea azul, la Alonsomanía, ese fenómeno que algunos niegan que exista, los mismos que pregonan el supuesto mal carácter del único campeón español de la F-1 en sus más de 50 años de historia, vive con más fuerza que nunca. Si en el debut de Fernando con el R28 en Jerez había más de 6.500 personas en las gradas, un martes 15 de enero, la apoteosis llegó en Cheste cuando el día 22, también martes, pero festivo en Valencia, 38.000 aficionados disfrutaban con el pilotaje del asturiano estableciendo un récord de asistencia a unos entrenamientos de F-1. En total fueron 72.400 los seguidores del bicampeón en los tres días de ensayos.
En Montmeló sigue la tendencia, 6.500 el primer día y ayer más de 23.000. Ciertamente no se llega a entender esta pasión alonsista con el mal carácter que gasta el de Oviedo, un piloto que ayer se pasó casi media hora firmando autógrafos y recibiendo el cariño de los muchos aficionados que lograron meterse en el paddock. Para hoy, último día de pruebas, se espera aún a más aficionados en el circuito barcelonés.
Uno de ellos, el que habíamos dejado arrancando su coche camino de Barcelona, finalmente escogió el realismo. Y desde esa perspectiva pensó que Alonso no lo tiene fácil, que si hubiera podido, por mucho que estuviera haciendo pruebas, le hubiera metido un par de décimas o tres al McLaren del señorito Lewis, pero que el coche es muy fiable, que le gusta que haya vuelto a Renault con Briatore y todo eso, y que los Toro Rosso debían tener alguna ayuda electrónica porque si no sus tiempos son imposibles. Así que se quedó con la esperanza de volver a ver al que para él es el mejor. Y al llegar a casa y meter el coche en el garaje dejó la pancarta contra Hamilton en el maletero. Para la próxima.