Alonso deslumbra en su debut con Renault

Puede que Alonso no gane el Mundial 2008, pero desde los primeros metros ya está dejando muestras de su talento. El bicampeón es capaz de trabajar una jornada larga en el viejo R27 y llevarlo al mejor tiempo del día, con dos vueltas consecutivas más veloces que las de ningún otro piloto. El miedo ya se lo ha metido en el cuerpo a sus rivales, y el entusiasmo se ha desatado en la escudería francesa.

Ellos saben que quizá tuvieran algo menos de gasolina, pero el fino pilotaje del asturiano y su trabajo incansable sobre la cartografía del motor para adaptarlo a la ausencia de control de tracción han servido para disparar a la escudería francesa al tercer puesto como equipo. Con el monoplaza viejo. El sueño de luchar con el R28 con Ferrari y McLaren parece ahora posible después de un comienzo tan arrebatador.

El bicampeón se tomó muy en serio su regreso desde antes de saltar a pista. El lunes ya se reunió con los ingenieros en el circuito una hora. Ayer llegó al trazado a las ocho menos cuarto de la mañana y volvió a analizar los detalles con los técnicos. El trabajo no era mejorar el R27 sino adaptarlo a la nueva centralita y adelantar parte del desarrollo en esa materia del R28.

A las nueve de la mañana se subió al monoplaza en medio de una nube de fotógrafos, pero sólo dio una vuelta de instalación. Casi dos horas más tarde, a las 10:46, dio su primera tanda de verdad, ocho vueltas tras las que firmó el quinto mejor tiempo, 1:21.3. Un registro que picó a los Ferrari que, a pie de pista, demuestran una estabilidad y un aplomo envidiables. Kimi y Massa se colocaron fácil en un tiempo de 1:20.5. El F2008 exhibe una estabilidad extraordinaria. Los McLaren también son rápidos, pero con espectaculares cruzadas, especialmente Kovalainen, superado de nuevo por un veloz De la Rosa (segundo al final del día).

Así las cosas, en ritmo por vuelta Alonso poco podía hacer frente a los coches más poderosos. En la chicane lenta intentaba meter una marcha más para perder menos tracción. Toda la mañana fue una prueba continua que incluyó una pequeña excursión por las escapatorias. Por la tarde, y bien cargado de gasolina, puso neumáticos nuevos y bajó un segundo, hasta 1:20.3, a siete décimas del mejor.

A última hora, atacó a fondo, algo que otros pilotos no suelen hacer, y marcó ese extraordinario 1:19.5, que ha desatado la euforia de los aficionados. Acudieron 6.500 a las gradas y algunos le despidieron entre gritos: "Dales Fernando, más de uno se va a arrepentir de tu marcha".