Adiós a la arrogancia de Honda
La carrera de dos y medio del reciente GP de Japón fue un auténtico lujo. Picados entre sí, Pedrosa y Elías nos regalaron un mano a mano que tuvo un trasfondo que iba mucho más allá del duelo deportivo. Por compartir metas, por luchar por el mismo objetivo, por ser dos fuera de serie en lo que hacen, los que en su día fueron compañeros de equipo ahora son enemigos acérrimos. Elías y Pedrosa se llevan tan bien como el aceite y el vinagre, como los perros y los gatos. Y esta rivalidad es la que va a hacer que nosotros disfrutemos. Las carreras que faltan (empezando por la de este próximo sábado en Qatar) para acabar este campeonato prometen dejar pequeñas las que en su día protagonizaron Sito Pons y Juan Garriga. Tiempo al tiempo.
En Honda las cosas están cambiando. Desde que Suguru Kanazawa, uno de los ingenieros estrella del gigante mundial, se ha puesto al mando de HRC, la actitud fría, distante y arrogante que ha caracterizado a sus dirigentes ha cambiado. En Motegi volvieron a dar muestras de esos nuevos aires que soplan en las dependencias de la factoría de Asaka. Para empezar, abrieron las puertas de HRC a un grupo de periodistas occidentales por primera vez en la historia. Después, durante el gran premio convocaron una rueda de prensa técnica para explicar los pormenores de la RCV de 2004, ofreciendo esquemas y explicación de algunos de los secretos internos del motor más laureado en MotoGP. Pero lo más sorprendente es que los mismos ingenieros que antes contestaban a cualquier pregunta con una mirada de indiferencia, si no de desprecio, ahora responden con sinceridad y aparente interés. Es increíble lo que el señor Valentino Rossi es capaz de provocar en Honda incluso no estando ya allí. Así son los grandes genios...
Por cierto, para terminar por hoy, una sugerencia. Creo que va siendo hora de que alguien haga algo en MotoGP. Lo digo porque alguien tiene que empezar a tomar cartas en el asunto para que la categoría de lujo del Campeonato del Mundo no se convierta en un cementerio de elefantes. La falta de renovación amenaza con hacer del Mundial el asilo de oro de unos pilotos incapaces de dar el paso de la retirada. Basta repasar la lista de los que están ahí ahora para darse cuenta de que son bastantes los que necesitarían una jubilación, voluntaria o forzosa. Con varios rozando la mitad de la treintena, está claro que ya han dado lo que tenían que dar, que no va a ser ahora cuando logren dar el salto que no consiguieron en los muchos años que llevan en el Mundial. O es que alguien piensa que pilotos como Bayliss, Alex Barros, Kenny Roberts, Loris Capirossi o, para qué engañarnos, el propio Carlos Checa, pueden a estas alturas sorprendernos. Yo, al menos, tengo claro que no.
En MotoGP hace falta sangre nueva, nuevas caras, una motivación distinta. En el cuarto de litro hay no menos de media docena de pilotos que están llamando a la puerta, que están listos para la aventura de MotoGP. Sebas Porto, Anthony West, Roberto Rolfo, Fonsi Nieto... Probablemente de ellos sólo uno o dos acaben triunfando en la categoría reina, o tal vez incluso ninguno, pero al menos se habrá intentado, se le habrá dado la oportunidad; a los pilotos y al campeonato. Como dijo no se quién: renovarse o morir.