From Lex To Rex: análisis PC - Aventura Gráfica desvergonzada

El cambio de paradigma en el mundo del videojuego vivido en los últimos años ha introducido multitud de facilidades a la hora de que cualquier creador publique sus obras. Las diversas tiendas digitales, programas de colaboración con grandes compañías y distribuidoras y varios sistemas más han posibilitado que vean la luz títulos que de haber necesitado el cauce tradicional de distribución al que estábamos acostumbrados hasta hace unos años, difícilmente podrían haber salido a la venta. Buen ejemplo de todo ello es esta interesante aventura gráfica que hoy nos ocupa, From Lex To Rex.

Este videojuego es fruto del trabajo del zaragozano Jorge Montolío en su proyecto final para un curso de Unity y Pixel Art, materias en las que era profano antes de comenzar dicho curso. Este proyecto le quedó tan bien, que decidió publicarlo en Steam, al módico precio de 6,59 euros, y la verdad es que si somos aficionados al género, especialmente a su vertiente más clásica, From Lex To Rex nos hará pasar un buen rato, pese a varias aristas por pulir propias de un desarrollo de esta naturaleza.

Lo que más nos ha gustado, es lo magistralmente certero que resulta el trabajo de recreación visual de los clásicos del género de finales de los 80 y los 90 en los que se inspira, un auténtico chute de nostalgia en vena. Los diálogos y el humor absurdo del título también son propios de esa época, y nos han encantado. No nos ha convencido tanto algún puzle muy ilógico también propio de las influencias de esta aventura, y alguna decisión de diseño que chirría un tanto, como la imposibilidad de guardar partida. En cualquier caso, por el precio que tiene, si somos seguidores de la edad dorada del género, merece la pena darle una oportunidad.

De Lex a Rey

La trama que da pie a esta irreverente y alocada aventura no podría ser más sencilla. En plena Edad Media, adoptaremos el papel de Lex, un plebeyo cansado de su situación y sobre todo de pasar hambre cual Carpanta, y ante tal tesitura ha trazado un plan de lo más peregrino: infiltrarse en el castillo del rey local para usurpar el trono cometiendo regicidio, lo cual le proporcionará acceso ilimitado a viandas de lo más delicioso. Un plan sin fisuras en la mente de nuestro desvergonzado protagonista, que se complicará un tanto a la hora de ponerlo en práctica.

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A pesar de varias sorpresas, la historia no es excesivamente compleja, y pese a ello nuestro protagonista brillará con luz propia y conseguirá atraparnos en su odisea. Con su carisma desbordante, falta total de vergüenza y unos diálogos punzantes y muy inteligentes, en verso además, este deslenguado Lex nos ha conquistado.

El derroche de humor es constante, ya desde los primeros pasos en la aventura. Lástima que se trate de un desarrollo humilde, y que la historia se haga un tanto simple a pesar de varios golpes de guión descacharrantes, y no tenga tiempo para desarrollarse algo más. Esto tampoco permite que nos crucemos con muchos personajes secundarios, y sin embargo alguno de los que aparecen resultan muy simpáticos. En definitiva, mucho humor socarrón propio de las grandes aventuras de los 90, surrealista y que no se corta un pelo en romper varias veces la cuarta pared, lleno además de referencias a la cultura popular. Y además, con todos los textos en nuestro idioma, y al ser desarrollado por un compatriota con un humor muy nuestro.

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Lógica lunar

El desarrollo del juego es el esperado cuando su creador nombra entre las influencia títulos como Monkey Island, Indiana Jones o Hollywood Monsters. Control con puntero, botón derecho para obtener una descripción y botón izquierdo para interactuar con los elementos que así nos lo permitan. Contamos con un inventario en la zona inferior con representaciones gráficas de los objetos que portamos. La mayoría de los puzles son los clásicos de combinar objetos o usarlos donde toque, aunque también los habrá de observación y derivados de las muchas conversaciones que mantendremos. Todo muy clásico y siguiendo a pies juntillas los cánones del género.

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Tristemente, en varias ocasiones aparece esa lógica difusa lunar propia de dichas influencias, y de hecho ha habido un par de puzles que nos han sacado un tanto del título, por lo retorcido, ilógico y hasta frustrante de su implementación. Los más veteranos del género puede que incluso lo agradezcan, pero a nosotros hay algunas decisiones de diseño en los puzles que no nos convencen.

También nos chirría un tanto la decisión de no poder guardar partida cuando nos plazca. El título se desarrolla en una serie de capítulos independientes, bastante acotados, lo cual facilita el avanzar en la aventura, ya que no habrá que dar vueltas, dado que cada capítulo se compone de escasas o incluso una única estancia. Si interrumpimos la partida y salimos del juego, tendremos que cargar el capítulo que nos toque, curiosamente todos los capítulos están desbloqueados desde el primer momento que ejecutamos el juego y podemos acceder a ellos.

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Al igual que pasaba en los juegos de Sierra, podemos morir, no muy a menudo, pero pasa. Y al no poder guardar y morir, o simplemente si salimos del juego, en ciertas ocasiones será un tanto tedioso repetir alguna secuencia o diálogo por no poder guardar. Ni es grave, ni pasa con frecuencia ni nunca habrá que repetir secciones largas, pero se podría haber evitado.

Por lo demás, jugabilidad clásica del género, dificultad media con picos de lógica difusa un tanto frustrantes, y un desarrollo muy acotado por capítulos que evita vueltas innecesarias y facilita las cosas. Desde luego, el título está enfocado a los jugadores más veteranos y acérrimos del género.

Artesanía pixelada

Como ya hemos comentado, nos parece increíble lo fiel que resulta el acabado visual del título a los clásicos en los que se inspira. Cierto es que sobre todo a nivel de fondos no se acerca a la calidad de los títulos de Sierra o Lucas, pero si tenemos en cuenta que el juego ha sido desarrollado en Unity por una única persona, fruto además de un curso en materias que desconocía, no queda más que aplaudir.

A nivel de detalle y animación de sprites estamos ante un trabajo de primera, que nos ofrece unos personajes muy expresivos que derrochan personalidad y carisma ya solo con su representación visual. Dichos sprites recuerdan mucho a los de los Indy o los del también patrio Igor: Objetivo Uikokahonia. La cantidad, calidad y expresividad de las animaciones es una gozada. La tipología de los diálogos en pantalla también es clavada a la de dichos títulos, si bien las fuentes de color en ocasiones no son adecuadas por contraste con los fondos y su lectura es un tanto compleja.

Los fondos resultan más que correctos, aunque desgraciadamente no visitaremos muchas localizaciones a lo largo de la aventura, dado lo contenido de la misma. A nivel sonoro, tetemos un gran acompañamiento musical, de calidad, aunque se echa en falta en algunas ocasiones donde reina el silencio. Pese a ello, cuando suena, nos deja grandes composiciones que sorprenden en un título humilde como este. Precisamente dicha humildad no deja lugar para que los personajes cuenten con voces, limitándonos a los diálogos escritos en pantalla. Se echan de menos, pero resulta entendible.

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