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Shadow Warrior 3

Shadow Warrior 3

Dragones y ninjas

Shadow Warrior 3: Análisis PC Sinfonía de plomo ninja

Analizamos Shadow Warrior 3, un espectacular videojuego de disparos en primera persona ambientado en Japón con un sistema de combate muy satisfactorio.

En los 90, el género predominante dentro de los videojuegos en Pc era popularmente conocido como “juegos tipo Doom”. Si por aquel entonces uno le daba una patada a una piedra, de debajo le salían 5 imitadores del clásico inmortal de id. Aquello, además de regalarnos una miríada de videojuegos de disparos en primera persona, dio el pistoletazo de salida a la batalla de los motores gráficos en el mundillo del entretenimiento digital. El motor Build, creado en 1995 por Ken Silverman para 3D Realms, fue uno de los más míticos y prolíficos por aquel entonces, siendo varios de los mejores exponentes clásicos del género creados con dicho engine gráfico. El revolucionario, demoledor e irrepetible (muy a nuestro pesar…) Duke Nukem 3D de 1996 fue el gran abanderado del motor, que también engendró joyas como Redneck Rampage, el tremendo Blood (que cuenta con un fantástico remaster para plataformas digitales actuales) y el no menos magnífico Exhumed (conocido como Powerslave en los USA, y que ha recibido hace escasos días un estupendo remaster llamado Powerslave Exhumed también disponible en plataformas digitales). El legado del motor ha perdurado hasta nuestros días, ya que el genial Ion Fury de 2019 emplea el motor Build, siendo un juegazo mayúsculo.

Shadow Warrior, lanzado para Pc en septiembre de 1997 para Pc, fue otro de los hijos de Build. Creado por 3D Realms y editado por GT Interactive, era un título muy ambicioso, que tenía entre ceja y ceja la nada sencilla tarea de superar al gran Duke Nukem 3D. El desarrollo del título había comenzado en 1994, y optó por una ambientación oriental para desmarcarse de sus competidores. Su protagonista era el guerrero ninja Lo Wang, que debía enfrentarse a las ordas de seres demoníacos que su jefe Zilla había conjurado para tomar el control de un Japón futurista. El título hacía gala de un humor muy punzante y negro, y no se cortaba un pelo ni con el gore ni con varios elementos subidos de tono. La ambientación oriental hacía que armas como una katana o estrellas shuriken formaran parte de un variado y devastador arsenal. El título hacía gala de un excelente diseño de niveles, e introducía varios avances técnicos en el género, permitiendo además el empleo de vehículos de manera totalmente libre en varios momentos. Shadow Warrior no alcanzó la popularidad de Duke 3D como pretendía, y generó disparidad de opiniones, aunque positivas en su mayoría. El tiempo lo acabó colocando como clásico de culto en diversos sectores. Tenéis disponible el juego de manera totalmente gratuita tanto en Steam como en GOG, bajo la denominación de Shadow Warrior Classic.

La siguiente parada de nuestro viaje nos lleva a 2009, año en que se funda el estudio polaco Flying Wild Hog. La desarrolladora independiente afincada en Varsovia debutaría en 2011 con el excelente Hard Reset, un videojuego de disparos en primera persona de ambientación cyberpunk futurista, que con gran acierto buscaba revivir la esencia clásica del género y mezclarla con interesantes novedades (la versión Redux de Hard Reset se puede encontrar por un par de euros en rebajas, y os recomendamos encarecidamente que la juguéis.) Tal fue la calidad de este primer título, que la editora independiente Devolver (sinónimo de calidad y originalidad con mayúsculas en todo lo que publican) encargó a los polacos realizar un reboot de Shadow Warrior, que vería la luz en 2013. El título recuperaba con gran acierto la esencia del clásico, siendo un divertidísimo juego de disparos en primera persona con un aroma totalmente clásico, que adapta de manera brillante las aventuras de Lo Wang a los tiempos que corren sin renunciar a las señas de identidad del título de 1997. Tal fue el éxito, que en 2016 recibiríamos un Shadow Warrior 2, otro magnífico título que arriesgaba bebiendo sin pudor de la influencia de la saga Borderlands, añadiendo cooperativo a 4 y escenarios procedurales en un mundo semi abierto con misiones opcionales.

Y así, llegamos finalmente a este 1 de marzo de 2022 donde nuevamente Flying Wild Hog lanzan este Shadow Warrior 3 que hoy nos ocupa, otra vez con el sello de calidad de Devolver. Lo hacen tras el tremendo golpe sobre la mesa que los maestros id dieron en 2020, cuando establecieron el nuevo listón del género, la vara de medir a la que todo aspirante se debe enfrentar. Tras Doom Eternal ya no vale cualquier cosa en el género de los fps. Ya no se trata solo de disparar, se trata de mecánicas, de dar herramientas y posibilidades al jugador, de contundencia. Se trata de convertir los disparos en primera persona en una orquestada sinfonía de plomo, ágil, elegante y frenética. Shadow Warrior 3 intenta estar a la altura del embite con un magnífico sistema de combate que nos ha resultado delicioso, pero se queda lejos del clásico moderno de id por culpa de su limitada duración y su escaso contenido. El título nos ha parecido divertidísimo, y nos ha mantenido pegados a la pantalla disfrutando a lo grande, pero tristemente nos lo hemos pasado casi de una sentada en 6 horas escasas, y su limitado contenido y su poco inspirado diseño de niveles han terminado por alejarlo de la excelencia a la que apuntaba en los primeros compases.

Un p%”# dragón gigante

La trama de Shadow Warrior 3 es una mera excusa para que nos liemos a tiros con una banda de demonios de lo más pintoresco. Lo Wang, en un ejercicio de incompetencia descomunal, ha liberado sobre la faz de la Tierra un dragón gigante que la ha arrasado casi por completo y que se ha traído de su dimensión feroces criaturas que nos lo van a poner muy difícil. Aliado con su antiguo jefe y rival Zilla, Lo Wang emprenderá una misión suicida para tratar de derrotar al gigantesco dragón. También habrá tiempo para resucitar a nuestro viejo compinche Hoji, quien nos obsequiará con multitud de diálogos tronchantes que nos sacarán varias sonrisas. La trama ni hace gala de un guión profundo ni se desarrolla en exceso, siendo como ya hemos comentado una mera excusa para ofrecer en pantalla buenas dosis de acción alocada y desenfrenada.

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Las escasas 6-7 horas que dura la aventura no deja lugar para mucho lucimiento, siendo Lo Wan y Hoji los que acaparan todo el protagonismo, junto con la pintoresca horda de yokais demoníacos provenientes del folclore japonés que habrá que despachar. La acción se desarrolla en bellos parajes de ambientación japonesa, no excesivamente variados pero sí muy bien recreados y dignos de contemplar.

Dispara como un ninja

El principal acierto del título es su magnifico sistema de combate, muy fluído, eficaz, lleno de posibilidades y que termina por resultar muy satisfactorio. Como buen ninja que se precie de serlo, Lo Wang es un combatiente ágil hasta el extremo. Tendremos un botón de desplazamiento rápido o dash, que combinado con cualquier dirección y el doble salto no permitirá movernos rápidos como el viento, incluso en el aire. Como el propio Wang comenta a modo de coña en el propio juego, cualquier fps frenético moderno que se precie de serlo tiene que contar con un gancho como el que se agencia nuestro protagonista en los compases iniciales de la aventura. Esta útil herramienta le permitirá engancharse a puntos señalizados para ello y a los propios enemigos, dando una buena capa de profundidad a nuestras posibilidades. También contamos con un empujón mágico que tarda unos segundos en recargarse después de usarlo, y la posibilidad de ejecutar a los enemigos recargando un medidor que se llena recogiendo esferas amarillas. Este medidor cuenta con 4 niveles, de modo que a los enemigos más pequeños podremos ejecutarlos con un solo nivel del medidor lleno, siendo necesario llenarlo por completo para los enemigos mayores.

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La vida de nuestro ninja no se recarga automaticamente (aunque podemos hacer que así sea con una de las mejores de personaje que comentaremos luego), por lo que habrá que estar en constante movimiento si no queremos ser masacrados de manera inmediata. Combatir de manera estática está fuertemente penalizado, por lo que habrá que estar en constante movimiento, aprovechando las múltiples posibilidades que el genial sistema de combate del título pone a nuestra disposición. Si matamos enemigos con armas de fuego estos soltarán items que nos recuperan un poco de vida, y si los masacramos con la katana soltarán recarga de munición, de forma que estar en constante movimiento aniquilando yokais demoníacos será la única manera de mantenernos en pie. Cierto es que el título no es excesivamente difícil, pudiéndolo completar sin problemas en dificultad normal en una primera vuelta, y siendo incluso más sencillo cuando lo jugamos en difícil con las mejores obtenidas en la partida anterior. Es por ello que a los jugadores experimentados les recomendamos que empiecen directamente en difícil.

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En lo tocante al arsenal, sin ser excesivamente amplio resulta cumplidor. Para el combate a corta distancia tenemos la Katana, cuyo manejo no entraña ninguna complejidad ni profundidad, resultando mucho más simple que en entregas anteriores. A mayores contamos con 6 armas de fuego: una pistola, una escopeta, ametralladoras que empuñamos a dos manos, un lanzagranadas, una suerte de ballesta que lanza estrellas ninja, y un potente laser con recarga. Quizá habríamos agradecido algún arma más, aunque como decimos este arsenal resulta suficiente y nos permitirá salir de cualquier embrollo. Podemos mejorar las armas con hasta tres niveles de modificación, así como varios atributos del personaje, mediante unas esferas especiales. Algunas de estas esferas las toparemos en nuestro avance a plena vista, otras están ocultas y nos invitan a explorar el escenario para dar con ellas, y también podremos obtenerlas cumpliendo una serie de objetivos mientras jugamos. Una vez mejoremos un par de armas y atributos de nuestro personaje, la dificultad cae en picado.

A mayores, nuestro protagonista cuenta con habilidades de parkour, que le permiten correr por paredes tanto en vertical como en horizontal. Esto tiene impacto tanto en los combates como a la hora de avanzar y explorar el escenario. El problema viene por un diseño de niveles no excesivamente inspirado y bastante simple. Al final el juego se limita a lanzarnos pequeñas arenas de combate donde debemos limpiar a los enemigos que aparecen, una tras otra sin mucho más que ofrecer. Las secciones de parkour entre arenas están bien, pero parecen más un alivio entre combates que algo realmente complejo. Son satisfactorias, y el control plataformero funciona de maravilla, pero queda la sensación de que estas secciones deberían ofrecer más. Hay un par de momentos que rompen la tónica general, y resultan muy interesantes y aumentan la sensación de que el título podría haber sido mucho más. Repetimos, el control, tanto en combate como en el plataformeo, es muy satisfactorio y lleno de posibilidades, y la mezcla del dash con el gancho, el arsenal y los elementos de entorno hacen que pegar tiros sea un auténtico placer y disfrute. Pero al final, la escasa duración y parco contenido, junto con ese diseño de niveles poco inspirado acaban por dejarnos un sabor agridulce tras haber disfrutado del juego.

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Un colorido Japón Feudal

Shadow Warrior 3 es uno de esos títulos que sin ser puntero a nivel técnico ni mucho menos, luce de escándalo en pantalla. La excelente dirección artística empleada, la colorida paleta de colores empleada y la excelente iluminación, junto con la desbordante imaginación del equipo grafista del juego, redondean un título que entra inevitablemente por la vista. Los retorcidos modelados de los enemigos son muy atractivos, pese a que el bestiario se limita a tan solo 10 enemigos más únicamente dos jefes finales. Las armas lucen de escándalo en nuestras manos, y la pantalla está constantemente llena de efectos de explosiones, fuegos artificiales y luces que provocan un gran espectáculo. La recreación de los escenarios es magnífica, y nos deja varias vistas impactantes que quitan el hipo. La sangre y el gore tambien tienen mucha presencia en pantalla, especialmente en las ejecuciones de los enemigos, que resultan impactantes. No estamos ante un juego gráficamente de nueva generación, ni siquiera resulta puntero entre lo que nos ha ofrecido la generación pasada, y sn embargo el espectáculo desplegado en pantalla es digno de admirar.

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Hemos probado la versión Pc, y si bien si contamos con un ordenador potente el espectáculo será mayor, el título está bien optimizado y resulta tambien resultón en equipos más modestos. Nos hemos encontrado eso sí algún bug gráfico, enemigos atascados de maneras extrañas en pantalla, y lo que es más grave, un bug en cierta sección que o se completa a la primera o resulta imposible de realizar de manera correcta la última acción de la misma que permite continuar la aventura, debiendo salir al menú principal y volver a comenzarla. Shadow Warrior 3 necesita una pequeña labor de pulido en forma de parches que deberían llegar pronto. A nivel sonoro, los protagonistas indiscutibles son las voces de Lo Wang y Hoji, que acaparan todo el protagonismo frente anuna banda sonora de tintes asiáticos y cañeros por momentos que se mantiene casi siempre en segundo plano. Los actores de doblaje realizan una gran labor, pese a cierta polémica con el cambio del actor que encarna a Lo Wang.

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Conclusión

Nos duele mucho el sabor agridulce que deja Shadow Warrior 3 tras ser completado. Su magnífico, frenético y muy satisfactorio sistema de combate nos mantiene pegados a la pantalla y nos hace disfrutar mucho en todo momento. Su puesta en escena, sin ser un derroche técnico puntero, es muy atractiva y ofrece un espectáculo digno de contemplar. Su sentido del humor y cachondeo hace que no nos importe la olvidable historia que se nos narra sin ninguna profundidad ni pretensión. Tristemente, el juego se completa en 6 horas escasas, y la sensación es que es demasiado parco en contenido, y que el diseño de los niveles no está nada inspirado y es demasiado sencillo y repetitivo. La sensación es que el magnífico sistema de combate queda muy desaprovechado, y lo mismo acontece en las secciones plataformeras de parkour, interesantes pero podrían haber dado mucho más. Si os apetece pegar tiros en un título divertidísimo y espectacular, y le perdonáis su escasa duración, Shadow Warrior 3 es una buena opción a tener en cuenta.

Lo mejor

  • Un sistema de combate muy satisfactorio y lleno de posibilidades.
  • Puesta en escena espectacular.
  • Gran sentido del humor y personajes muy cachondos.

Lo peor

  • Su duración de entorno a 6 horas se nos antoja muy escasa.
  • Parco en contenido.
  • Diseño de niveles poco inspirado y simple.
  • Nos hemos topado con varios bugs, alguno muy grave.
7.2

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.