Uncharted, crítica de la película. ¿A la altura de los videojuegos?
PlayStation lleva la exitosa saga de Naughty Dog a la gran pantalla de la mano de Ruben Fleischer. Os contamos qué nos ha parecido la aventura de Tom Holland.
Si hay algo que ha diferenciado a PlayStation Studios durante esta última década es su capacidad para crear videojuegos de un solo jugador inolvidables, centrados en la acción, la narrativa y un cierto cariz cinematográfico. Y ahí está Uncharted. En una época marcada por el fenómeno transmedia, es lógico entender que una licencia termine convirtiéndose en franquicia de medios y que, a tal efecto, Nathan Drake haya sido el primer abanderado de PlayStation Productions en dar el salto a la gran pantalla. El resultado es agridulce: acierta como película, pero falla como adaptación.
Como podéis imaginar, es inevitable para cualquier aficionado a la saga de Naughty Dog ponerse a pensar en los videojuegos de Uncharted cuando se sienta en la butaca de cine y ve los primeros quince minutos de este metraje, dirigido por Ruben Fleischer (Venom, Zombieland). Al fin y al cabo, ese enorme logo con el nombre de la saga se presenta con fuerza y determinación: luce idéntico y se escucha similar, pero no se parece demasiado.
Estas casi dos horas de aventura nos pone en la piel de Nathan Drake (Tom Holland), un joven ladrón reclutado por un veterano cazador de tesoros, Victor “Sully” Sullivan (Mark Wahlberg). Ambos tratarán de recuperar una fortuna perdida de Fernando de Magallanes, una fortuna que la Casa de Moncada perdió hace quinientos años. Dos interesados para un solo botín: el conflicto es inevitable. A partir de ahí, todo va muy rápido; quizá demasiado, sin tiempo para construir la relación entre ambos protagonistas. Fleischer tiene prisa en hacer que ambos sean uña y carne cuando, en realidad, se acaban de conocer. Lo bueno es que hacen una pareja magnífica en pantalla, y esa es seguramente la mayor contribución de la película, con potencial para convertirse en saga si la taquilla acompaña. Hay química, hay una sinergia que hace que el tiempo se pase volando. ¿Efectiva? Mucho.
Visualmente espectacular: Uncharted se debe a sus escenas de acción
Uncharted es tan ágil, rápida y frenética, especialmente gracias a la conexión entre Holland y Wahlberg, que lo mejor es dejarse llevar y olvidarse de comparaciones. No merece la pena perderse en si esto está más o menos inspirado en los videojuegos, porque si pones ambos productos en una balanza el resultado siempre nos lleva al mismo lugar: la mejor forma de disfrutar de Uncharted, bien sea como juego o como «película», es con sus videojuegos. La saga tiene un lenguaje inimitable y gestiona sus horas de partida de maneras imposibles de mimetizar en 116 minutos.
Pero eso no debe restar mérito a la naturaleza de este producto, y es ahí donde debemos fijarnos: Uncharted da el salto al cine para abrirse ante nuevos públicos, llamar la atención de aquellos que encuentran en Holland un héroe y que quieren pasar un rato divertido en familia con una aventura de cazatesoros en entornos paradisíacos. ¿El problema? Que la palabra Uncharted no se justifica demasiado. Si esta película se hubiese llamado de otro modo no hubiese pasado nada, por mucho que haya elementos muy bien implementados y que se reconocen a primera vista. Tom Holland interpreta a Nathan Drake, pero nosotros veíamos cada segundo al siempre volcado Holland, que se siente más cómo siendo él mismo que intentando parecerse a Nate. Como actor, tanto a él como al resto del reparto principal no podemos poner ninguna pega. De hecho, a nivel audiovisual la película funciona como la seda.
Reflexiones finales: quizá hubiese sido mejor una serie
Tenemos la sensación de que disfrutarán más los que no conozcan nada de los videojuegos que quienes esperen aquí una traslación fidedigna de las obras de Bruce Straley, Amy Hennig y Neil Druckmann. Tratando de encontrar los puntos positivos de la cinta, que los hay, lo primero que se desprende son los valores de producción de Columbia Pictures, Arad Productions, Atlas Entertainment y PlayStation Productions.
Que nadie se equivoque: no es una película de bajo presupuesto, no menosprecia a los videojuegos ni resta prestigio a la licencia; pero sí erra en su intento por adaptar una saga en la que el listón estaba ya demasiado alto. Cuando mejor funciona Uncharted es en aquellas escenas en las que se preocupa por ser una película de acción y no una amalgama de guiños y referencias (algunas son realmente buenas, con especial énfasis en Uncharted 3 y 4). Por tanto, sus mayores logros están en una media hora final de infarto, divertida, con buenas interpretaciones y algún que otro giro bien escrito. En formato serie, con más horas de metraje y tiempo para asimilar cómo se construyen tanto la aventura como la relación entre los personajes, seguramente el resultado hubiese sido mucho mejor.
Por lo demás, Uncharted llega a los cines presentando un territorio que ya teníamos de sobra explorado. Recomendable, pero ni mucho menos memorable.