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Opinión

Blizzard agudiza su crisis con Warcraft 3: Reforged

La empresa norteamericana debe reaccionar y buscar un punto de confluencia con la comunidad de jugadores.

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Blizzard agudiza su crisis con Warcraft 3: Reforged

Los síntomas de malestar se han convertido en cuchillos afilados contra Blizzard Entertainment. La empresa norteamericana, que ha tejido su reputación a lo largo de tres décadas, empieza a percibir cómo el filo deshilacha las costuras y amenaza con apuñalar un nombre que parecía sagrado. Warcraft 3: Reforged se presentaba como un bálsamo, una medicina que iba a colocarse sobre las heridas para facilitar la cicatrización. Pero en su lugar, ha conseguido justo lo contrario: abrirlas en carne viva.

No entiendo la actitud de Blizzard. Me cuesta comprender por qué un estudio con tantos videojuegos a sus espaldas no ha sabido anticipar que un título como Warcraft 3 merecía mucho más. No es solo que las cinemáticas no estén a la altura de lo que se anunció originalmente. Tampoco que a nivel gráfico pudiera haber evolucionado más. Es una cuestión de forma y de fondo. Cuando se confirmó que todo el contenido que se creara con el editor sería propiedad de Blizzard, la comunidad se enfureció. La polémica se sirvió en bandeja de plata, de nuevo con los cuchillos entre los dedos.

Esta situación ha desembocado en una amarga campaña de review bombing en Metacritic. Con 0.5 sobre 10, es el videojuego peor valorado por los usuarios. Dejando de lado lo dañinas que resultan estas actitudes, Blizzard ha de tomarse muy en serio las advertencias que el usuario agraviado le está enviando. Por lo pronto, han modificado el sistema de devoluciones para que todos los que sientan descontentos con Warcraft 3: Reforged reciban un reembolso. Su compromiso con el futuro del videojuego parece claro, pero las palabras deben traducirse en acciones lo más rápidamente posible.

Cuando los miembros del clero o de la nobleza acordaban la construcción de una nueva catedral, sabían que edificarla llevaría más de un siglo, por lo que no estarían ahí para verla terminada. Sin embargo, ni la majestad de una catedral es eterna, y en eso se parece un poco a la reputación. Tardas mucho tiempo en conseguirla, pero la puedes demoler en un abrir y cerrar de ojos. Como el incendio que devora la madera, los errores encadenados alimentan las llamas, unas llamas que no cauterizan las heridas, sino que provocan más llagas.

La reputación de Blizzard se ha erosionado en cuestión de muy pocos años. La empresa prometió una BlizzCon 2018 memorable, pero en su lugar los asistentes fueron testigos del anuncio de Diablo: Inmortal. La salida de miembros clave como Michael Morhaime, fundador del estudio, unido a la torpe gestión del asunto de las protestas de Hong Kong, no ha hecho más que agravar la crisis. Por mucho que el presidente de la compañía, J. Allen Brack, se disculpara, la expulsión del jugador de Hearthstone Chung “Blitzchung” Ng Wai abrió una nueva brecha en el muro.

El daño ya está hecho, pero está en la mano de Blizzard revertir la situación ahora que todavía pueden hacerlo. La empresa debe trazar un nuevo camino y cambiar sus estrategias si no quiere que sus seguidores de toda la vida les den la espalda para siempre. Les toca, por tanto, realizar un ejercicio de autocrítica y avanzar en la dirección adecuada.

Warcraft III: Reforged

  • PC
  • Estrategia

Warcraft III: Reforged es una reforma impresionante del revolucionario juego de estrategia en tiempo real a cargo de Blizzard para PC que sentó las bases de las historias más épicas de Azeroth. Es un rediseño en toda regla con el que se han mejorado considerablemente los gráficos, se han añadido funciones sociales y de asignación de partidas modernas y mucho más. Lidera a los elfos de la noche, a los no-muertos, a los orcos y a los humanos, forja alianzas y enfréntate a sus ejércitos en este sempiterno clásico de la estrategia en tiempo real.

Carátula de Warcraft III: Reforged
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