Hellblade y la dificultad de construir un protagonista enfermo
El título de Ninja Theory justifica por muchos motivos jugarlo de principio a fin, pero esta vez vamos a centrarnos en su protagonista y sus particularidades.
La llegada de Hellblade: Senua’s Sacrifice a Xbox Game Pass nos invita a volver a hablar del título, una de las obras independientes más destacadas de 2017, ya no tanto por su calidad sino por cómo se diferencia de casi cualquier otra experiencia reciente del sector. Una trama basada en el inframundo de la mitología vikinga donde la protagonista es Senua, una joven celta con una misión… pero también con un problema. Y es a través de ese problema como se construye el videojuego, el eje vertebrador de una historia que empieza y acaba, solo que en el camino se cuentan muchas cosas aunque no se digan tantas.
La dificultad de construir un personaje que padece una enfermedad, algo que hemos visto recientemente en otras grandes producciones, es patente en el momento en que el jugador llega a empatizar con dicho personaje; cuando el peso que acarrea esa carencia termina siendo mayor que el de otros elementos, bien sea el apartado sonoro o el jugable, como sucede en el título que nos concierne.
La psicosis, no en vano, deja de ser solo una enfermedad y se convierte en la base sobre la que se van situando todas las piezas del rompecabezas y, yendo más allá, la transformación de Senua como personaje enfermo termina afectando también a las mecánicas.
Descenso a los infiernos: rescatar a Dillon
Ya lo dijo nuestro compañero Xose Llosa en este artículo: Hellblade quiere hacerte sentir mal de forma deliberada; tiene un motivo para conectar ese pesar con la jugabilidad y la narrativa. No bastaba construir un personaje cimentado en todos y cada uno de los aspectos de su personalidad, sino que había que poner el acento en lo que haría de Senua una persona distinta, una persona única. Esta vez no teníamos que mirar al protagonista de espaldas, sino de frente, mirándole a los ojos. Es quizá ese el mayor mérito del estudio anglosajón, que nos invita de manera orgánica a mirar a las pupilas de su idiosincrásica protagonista.
Y es a través de esa mirada cuando se construye un lenguaje no verbal donde no hacen falta las palabras, no es necesaria una línea de diálogo. El videojuego tiene la capacidad de conectar con el jugador, una relación bidireccional que en este caso se ve correspondida con una respuesta por parte de la CPU. Aquí no solo pulsamos botones con los que se produce un movimiento, una acción. El videojuego de los padres de Heavenly Sword utiliza un lenguaje que aquellos que hayan sufrido en ciernes este tipo de problemas psicológicos entenderán de un vistazo y perdonarán aquellas flaquezas del título a nivel eminentemente jugable.
Casualidades entre bastidores
El caso de Hellblade es más especial aún si cabe en el momento en que la actriz que interpretó a Senua, la joven alemana Melina Juergens, reconoció abiertamente en Revista Manual #2 que no tomó clases de interpretación para asumir este rol. Ni una sola. Su historia es curiosa pero demuestra que a veces no hace falta tanto un bagaje profesional sino una comprensión total de aquello que se va a hacer, bien sea por experiencias empíricas o por circunstancias padecidas directamente.
Juergens sufrió ansiedad en una etapa temprana de su etapa adulta; es por ello que cuando Ninja Theory le propuso entre bastidores suplir a la actriz inicialmente escogida para ser Senua tuvo sentimientos encontrados: no se sentía preparada… pero sí estaba preparada. “Ninja Theory me pidió que le ayudara con las pruebas tecnológicas y más tarde me ofrecieron el papel”. Ese “sí” engendró el nacimiento de una actriz ganadora de un premio BAFTA y un premio en The Game Awards. Casi nada. “Decidí no tomar clases porque me preocupaba parecer muy robótica en mi actuación. Quería sentirme libre y que las emociones fueran crudas y reales usando solo mi instinto”. Aciertos que suceden de casualidad.
Su propio estilo
El videojuego de rol japonés se desmarcó en su día por construir estereotipos de protagonistas idealizados; en ocasiones más o menos torpes, más o menos gracioso; más o menos hieráticos, mientras que el resto de perfiles eran los que asumían otras responsabilidades y trastornos de la trama: el líder, el tenaz, el egoísta, el inmisericorde… Luego vinieron épocas donde se mezclaron atributos y se empezaron a contar grandes historias, algunas inolvidables. Existen también narrativas emergentes donde no hay nada escrito, u otras en las que el personaje principal directamente no habla.
El mérito que consiguieron y consiguen aquello es mayúsculo, pero el de Hellblade: Senua’s Sacrifice también lo es porque toma riesgos de forma consciente para darnos de la mano y enseñarnos por el camino que, por muy enrevesado que pueda parecer inicialmente un planteamiento, el ocio electrónico es jugado y hecho por personas que sufren lo mismo que en aquellas historias de ciencia ficción. La barrera entre la realidad y lo figurado se hace más estrecha, y eso aquí se hace de maravilla.
2019 y más allá
Respecto a Ninja Theory, simplemente recordar que el estudio británico ha sido comprado oficialmente por Microsoft, que ha prometido dar libertad creativa a todas sus nuevas adquisiciones para que trabajen como quieran, sin presiones; además, contarán con capital económico suficiente para trabajar esas ideas en sus oficinas. No será hasta 2019 cuando sepamos qué es aquello en lo que trabajan y que solo jugaremos en Xbox One y Windows 10 en un futuro.
- Acción
- Aventura
Hellblade: Senua's Sacrifice, desarrollado por Ninja Theory para PC, PlayStation 4, Xbox One y Switch, es una aventura de acción creada bajo el motor gráfico Unreal Engine 4, con capturas de movimiento de actores reales y una historia profunda y oscura. Adéntrate en el mundo oscuro y aterrador de Senua, una guerrera al filo de su cordura, mientras se abre paso en una travesía personal en busca de redención. Llega a lo más hondo del trauma y el sacrificio mientras exploras una antigua tierra y luchas contra feroces adversarios, tanto reales como imaginarios. Hellblade utiliza una tecnología vanguardista para crear un universo y una protagonista tangibles, mientras cuenta una historia personal y desgarradora, que representa las dificultades y las luchas de una enfermedad mental.