Tijeretazo en un Barça de récord

El FC Barcelona redondeó la pasada semana la temporada perfecta de sus seis deportes profesionales. Los equipos de baloncesto, ante el Real Madrid, y de fútbol sala, ante el Jaén, cerraron sus series por la vía rápida (3-0) para ganar sus respectivas ligas, que se añaden a las conseguidas antes por los de balonmano, hockey patines y los dos de fútbol, el masculino y el femenino. La conquista de las seis ligas, que ascienden a 19 títulos si se suman el resto de entorchados, no tiene precedentes en la historia del club, ni tampoco en la historia del deporte mundial. Ha fallado la actuación europea, donde sólo se ha logrado la Champions femenina de fútbol, pero eso no ensombrece el carácter de esta entidad, que aglutina en su palmarés un total de 46 coronas continentales. Hay que aplaudir siempre la vocación polideportiva azulgrana, cuyo fútbol profesional ha sido históricamente generoso con el desarrollo de otros deportes, la mayor parte de las veces deficitarios.

El Barça, sin embargo, ha podido celebrar poco sus momentos de alegría. Inmediatamente después del logro de estos éxitos, o incluso durante su consecución, ha comenzado a funcionar la tijera en cumplimiento del plan de viabilidad para ejecutar recortes en torno al 25%, tanto en las secciones profesionales como en las consideradas amateur, en total doce disciplinas. Algunas acciones han sido especialmente ruidosas, como la rescisión de Nikola Mirotic o la sustitución de Saras Jasikevicius por Roger Grimau en el equipo de baloncesto. Tanto el basket, que aplicará una rebaja salarial del 30%, como el balonmano, dos grupos construidos para pelear en la élite de Europa, van a ser los más castigados en la aplicación del bisturí, lo que lógicamente puede repercutir en su competitividad futura. Pero no queda más remedio. El recorte de hoy es la supervivencia de la gloria del mañana.