Laura Heredia, la atleta perfecta: “Si hay un oro, voy a por él”

Cada uno de los cinco aros olímpicos representa una prueba del pentatlón moderno: la esgrima (espada a un toque), la natación (200 metros libres), la hípica (salto ecuestre), el tiro con pistola y la carrera a pie. Actualmente, las dos últimas disciplinas se combinan en lo que se conoce como láser run, con 3,2 kilómetros (campo a través) que incluyen cuatro rondas de tiro. En las tres primeras pruebas, se acumulan puntos que, en la última, se traducen en tiempos de salida. El pentatlón original (correr, saltar, tirar lanzas, lanzar discos y luchar), el clímax en los Juegos de la Antigua Grecia, coronaba al Victor Ludorum, al “ganador de los Juegos”, al atleta más completo, más perfecto. En París 2024, por primera vez en la historia, España contará con una representante femenina que oposite a dicho honor: Laura Heredia. Colgándose la plata en los Juegos Europeos de Polonia, celebrados en junio, la catalana (Barcelona, 23 años) recogió el testigo de su hermano, Aleix, que participó en Tokio 2020.

“Cuando digo que practico pentatlón, siempre me preguntan por las disciplinas que lo componen. Carrera, natación... y ahí se quedan. En España, igual me he encontrado con cuatro personas que las hayan acertado todas. Se quedan flipando. ‘¡Pero no puede ser, no tienes vida! ¿Cuántas horas entrenas?’, me preguntan. Siempre es un poco lo mismo”, explica Laura a AS desde Font-Romeu, en plena concentración para los Mundiales (del 21 al 28 de agosto). Por la mañana, ha entrenado natación y tiro; por la tarde, carrera y esgrima. Practica de dos a cinco deportes por día, seis días a la semana y de tres a seis horas diarias. Y tiene tiempo para más. Estudia veterinaria. En invierno, se atreve con el snowboard. “Este año no me la jugaré. No iré ni de broma. El año pasado ya sólo fui un par de días”, puntualiza entre risas, pensando en París. También le gusta el buceo (tiene el curso de PADI 18) y los domingos, su único día de “descanso”, suele subir algún pico.

Lleva siendo “superactiva” desde pequeña. A los cinco años, empezó en el pentatlón. Su caso, en España, es excepcional. Lo habitual es llegar desde otras disciplinas. Su hermano, Aleix, arrancó con 10, después de probar el fútbol. Ambos se iniciaron en la escuela Llor de Sant Boi, a la que también fueron los hermanos Gasol. Pedro Pérez, actual técnico de la Federación Española de Pentatlón Moderno (FEPM), fundó el club local e impulsó el pentatlón como deporte extraescolar. Laura, como todos, empezó con la natación y la carrera. Los cinco deportes se van añadiendo a medida que se sube de categoría. Después, por este orden, llegan el tiro y la esgrima. En categoría júnior, se completa el puzzle, que pretende simular la siguiente situación: un oficial del siglo XIX que, tras ser derribado, monta un caballo desconocido, se defiende con su espada, se protege con su pistola y escapa franqueando un río a nado y corriendo campo a través.

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La mística de un deporte en el que Laura empezó a destacar desde temprano. Como cadete, ya se proclamó campeona de Europa. Cursó tercero de la ESO en la Blume, en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, y después, como el resto de sus compañeros, volvió a Cataluña para entrenar en el CAR de Sant Cugat. Las becas han ido aportando su granito de arena en un pentatlón “del que no se puede vivir” y que es muy caro. “El material te lo tienes que comprar tú. Un traje de esgrima entero, el material de equitación, unas buenas botas, el casco... Algunas cosas las voy cubriendo, además de las becas, con los patrocinadores que me han ido llegando, como las zapatillas o la ropa de carrera. Estoy trabajando con Nike”, explica la pequeña de los Heredia, cuya progresión no se detiene.

Sufrir por las entradas de los Juegos

En 2018, Laura se proclamó campeona de los Juegos de la Juventud, celebrados en Buenos Aires. Actualmente, es 12ª en el ranking mundial. El año pasado, fue oro en los Europeos sub-24 y novena en los Mundiales absolutos. Esta temporada, ha sido 7ª en la Copa del Mundo de El Cairo (Egipto) y 4ª en la de Ankara (Turquía). En las competiciones internacionales, viaja acompañada de Pedro Pérez, con nociones de todas las disciplinas que componen el pentatlón, y del vicepresidente de la federación, Carlos Peñalver, que echa una mano con la esgrima. Una diferencia abismal respecto al resto de países. “Cualquier equipo de Europa lleva cuatro entrenadores de esgrima, dos de nataciones, dos de carrera... Nosotros llegamos a las competiciones con dos técnicos”, describe Laura. “Estamos acostumbrados. Somos luchadores, lo llevamos un poco en la sangre”, añade, en referencia tanto al pentatlón como al resto de disciplinas en las que España, sin realizar grandes inversiones, cosecha resultados a nivel mundial.

En Barcelona, eso sí, el equipo es mayor. Además de Pedro y Carlos, Laura también entrena la esgrima con Eddy. “Es zurdo y eso me va muy bien”, dice. Ahora, suda tres días en el CAR y tres fuera. Principalmente, con Alberto Carreño, procedente del triatlón. “Se pone a correr conmigo y con Aleix. Se involucra y nos conoce muy bien. Está jugando un papel muy importante”, le dedica. La hípica la practica en Las Trancas, en Viladecans, y un nutricionista completa su círculo de confianza. “Creo que tengo mucho margen de mejora en todas las disciplinas. He dado un gran salto en la combinada, muy bestia, que me ha posicionado en el top-3 todo el año. En el resto, tengo mucho margen de mejora hasta París”, analiza.

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A raíz de su clasificación olímpica, todo está siendo “muy heavy”, aunque ya lo conocía por la experiencia de su hermano. Sueñan con estar juntos en los Juegos, aunque Aleix, que será padre dentro de poco y trabaja como médico, tiene planteado el ciclo a otro ritmo. “A ver cómo lo gestiona, pero lo primero es lo primero”, dice Laura, con familia repartida por toda Francia. “A mí me preocupa que ya no quedan entradas y sólo me dan dos por clasificarme. Ya tengo unas cuantas más, pero me quieren venir a ver mis amigos... no sé cómo lo arreglaremos”, lamenta entre bromas. Pese a que se apresuraron, cuando ella y su familia entraron a comprar, ya sólo quedaban sitios para la final. Deberá estar a la altura. Y siente que lo puede hacer. “Si hay un oro, yo voy a por él. Siempre”, dice mostrando mucha confianza en ella misma. Es otra característica imprescindible para optar al Victor Ludorum, para ser la atleta por excelencia.