“En materia de dopaje, hay que asustar al deportista”
María José Rienda, Javier Hernanz, Raúl Entrerríos y Pedro García Aguado abordaron la tentación del dopaje durante la carrera del deportista en un curso de la CELAD en la Universidad Menéndez Pelayo.
El dopaje, desde la óptica del deportista. Con ese enfoque, Javier Hernanz (dos veces olímpico y presidente de la Federación Española de Piragüismo), María José Rienda (exesquiadora y primera mujer en ocupar la secretaría de Estado para el Deporte), Raúl Entrerríos (hasta Tokio 2020 gran capitán de la Selección de balonmano) y Pedro García Aguado (oro en Atlanta 1996 y plata en Barcelona 1992 en waterpolo) protagonizaron la mesa ‘La importancia del entorno del deportista en la promoción de los valores del deporte limpio’ en el curso organizado por la CELAD (Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte) en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander.
“Soy partidario cien por cien de asustar, hacerles conscientes de lo que puedes perder. A todos nos han dado cursos de prevención, pero al final el deportista está a lo que está. O te asustan un poco, o te puedes despistar”, reconoció Hernanz en relación a la dicotomía represión-prevención.
“Si eres deportista profesional tienes que aceptar las reglas del juego, en el caso de los controles o las localizaciones. Si no tienes nada que esconder da igual”, advirtió García Aguado, que se hizo popular por el programa de televisión educacional ‘Hermano mayor’ y cuya historia refleja (con bastantes matices) la película recién estrenada ‘42 segundos’ sobre la selección que maravilló en los Juegos de Barcelona.
Hernanz habló de la “frustración de haber competido 15 años contra rivales que luego se demostró que se dopaban y ser séptimo”. Una injusticia que le afectó, además de en cuanto a reconocimiento deportivo, en cuestión de becas. “El dopaje no ha desaparecido, pero sí hemos mejorado. Ahora el que va con EPO a un Mundial casi seguro le van a pillar”, explicó. “Y sabes que hay médicos que te pondrían arriba, y lo piensas…”, relató con un punto de amargura.
“El deporte de élite es el menos saludable de los deportes, porque vas al límite. Por eso a veces puedes pensar en saltarte los límites. Y hay deportes que favorecen mucho más la posibilidad del dopaje”, siguió el waterpolista. “Yo no he tenido la sensación de que el dopaje estuviese a mi alcance”, dijo Entrerríos, pilar del Barcelona durante muchos años y ahora en labores de cantera. “Es importante tener buenos médicos que te ayuden a saber lo que no tienes que tomar”, advirtió mientras contaba el día a día de deportistas que examinan cada prospecto de los medicamentos que toman por si contienen sustancias dopantes o no se atreven a beber agua de una botella abierta.
“Sí que tuve la posibilidad de acceder al dopaje, pero no lo vi conveniente. Al final de mi carrera, con un médico vinculado al atletismo”, relató García Aguado. “Lo importante es trabajar en la cultura del esfuerzo y en eso los entrenadores y médicos son fundamentales. Es el entorno que hay que controlar más allá de la familia, porque tu equipo técnico se convierte en la familia porque vives con ellos”, apostilló Rienda, que se pasaba buena parte del año entrenando en el extranjero para encontrar nieve.
En cuanto al papel de los deportistas como delatores de los tramposos, se advirtió en que hay que eliminar la palabra ‘chivato’ del vocabulario y dar valor al que se atreve a señalar al impostor. “Recibimos muchas denuncias, un 95% anónimas y otro 5% con nombres por lo cual es difícil hacer el seguimiento”, sumó José Luis Terreros, director de la CELAD, sobre el canal de denuncias que tienen abierto en su página web.