PIRAGÜISMO

Carlos Arévalo: “Este oro marca un antes y un después para el K4″

El piragüista español, doble campeón del mundo la pasada semana en Canadá, habla con AS sobre sus éxitos recientes, sus objetivos futuros y su paso por las Fuerzas Armadas.

RFEPRFEP/EFE

Carlos Arévalo (Betanzos, 1993) es el claro ejemplo de lucha constante en el deporte. En 2016, después de no entrar en la convocatoria para los Juegos Olímpicos de Río, estuvo a punto de dejar el piragüismo. Ante este batacazo, el gallego entró en las Fuerzas Armadas españolas, en las que ocupa un puesto en el Regimiento de Infantería Número 3 de Cabo Noval, Asturias. Con su lucha, Arévalo se hizo un hueco en el K4 500 que logró la plata en Tokio el año pasado, y esta temporada ha llegado su confirmación: doble oro mundial en Canadá, tanto en el K4 500 como en el K1 200. El equipo que conforma junto con Saúl Craviotto, Marcus Cooper y Rodrigo Germade continúa creciendo, con la cita olímpica de París como gran objetivo.

¿Cómo lleva la resaca emocional después del Mundial?

Estoy muy contento, ya empiezo a asimilarlo. No puedo estar más orgulloso por ser campeón del mundo, y no solo con una medalla, sino con dos. Es algo que no me esperaba.

De las dos medallas, ¿destaca una por encima de la otra?

La del K4 ha sido mucho más especial, desde 2019 llevamos peleando con los alemanes mano a mano todos los años, buscando la manera de darle la vuelta y de encontrar esas décimas que necesitábamos para ganar. Conseguir eso ha sido la leche, nos deja un gran sabor de boca. Es mucho tiempo el que llevamos peleando, y lograr una medalla con tus compañeros es muy bonito.

¿En algún momento se desesperaron al ver que no llegaba el oro?

No, sobre todo porque sabemos que tenemos margen de mejora, podemos seguir mejorando. La técnica de paleo marca mucho la diferencia, pero se tarda un montón en perfeccionarla, más todavía si somos cuatro personas. Es complicado, pero sabemos que podemos continuar mejorando.

¿Esta medalla es el chute de confianza definitivo para llegar lanzados a París?

Sí, esta medalla marca un antes y un después en las ganas de afrontar las siguientes competiciones. Acabamos de ser campeones del mundo, es lo que estábamos peleando después de aplicar una nueva técnica de entrenamiento. Vemos que funciona y sabemos que tenemos que seguir por ahí porque así lo podremos conseguir.

Son ya varios años compartiendo embarcación con sus compañeros, ¿los considera grandes amigos?

Ya no solo amigos, somos una pequeña familia. De 365 días del año, menos 20 que nos vamos de vacaciones, estamos siempre juntos. Dentro y fuera del agua. Compartimos momentos únicos y especiales, tenemos muy buen rollo, es algo que no puede faltar en un barco.

El K4 500 tras su plata olímpica.JESUS RUBIODiarioAS

También es campeón mundial en K1. ¿Cómo se plantea el futuro en modalidad individual?

El K1 200 deja de ser olímpico para París (entra el K2 500), y yo siempre digo que lo que me planteo es el K4, ser campeón olímpico en esta disciplina es mi objetivo y mi sueño. Una medalla de oro en K4 es lo más bonito, es la categoría que representa el potencial de un país. Hay que tener cuatro palistas que sean muy buenos y moldearlos para que vayan bien, eso es un trabajo de muchos años. Es una prueba muy bonita y por lo que quiero luchar.

A punto de cumplir 29 años, ¿siente que está en el mejor momento de su carrera?

Lo que me ha demostrado la experiencia, y viendo a mis compañeros más veteranos como Saúl o Rodrigo, es que en el piragüismo se aguanta la forma física y se sigue mejorando con la edad. No conozco piragüista que con más de 30 años rinda peor que con 28. Al no haber contacto las lesiones nos respetan más, y eso también es importante.

España ha sido primera en el medallero de los pasados Mundiales. ¿Qué les dan de desayunar a los piragüistas españoles?

Los resultados han sido espectaculares. El piragüismo español viene trabajando muy bien de hace unos años para aquí, sobre todo la gente joven. Está habiendo un número creciente de licencias, los chavales vienen con unas ganas enormes. Cuando en 2008 se rompió el techo de las medallas olímpicas, el piragüismo ha crecido y hemos salido una generación con ganas de parecernos a nuestros ídolos.

¿Qué es eso que se está haciendo tan bien?

La profesionalización de las federaciones, de los equipos federativos y los entrenadores y cuerpos técnicos. Es una locura. Los mejores entrenadores del mundo de piragüismo están en España. Por mi preparador, Miguel García, se pelean todos los países del mundo. Podría tener ofertas mejores en otros lados, pero está con nosotros enseñándonos todo lo que sabe. También con muy importantes las concentraciones, en las que se comparte mucho conocimiento. Nosotros entrenamos en las mismas instalaciones que el grupo juvenil, y esos chavales nos comentan cualquier duda que tienen en el día a día. Son pequeños detalles que van sumando, y así se consigue el nivel que se está demostrando.

Carlos Arévalo.

¿Cómo compagina su trabajo en las Fuerzas Armadas con el deporte?

Me dan todas las facilidades para compaginarlo. Tengo un puesto que es en oficina, y cuando necesito entrenar me dan vía libre para hacerlo. Estoy súper orgulloso de poder representar a las Fuerzas Armadas, el poder haber entrado y compaginarlo con el deporte me ha dado la seguridad, los valores y la experiencia necesaria para llegar al punto en el que estoy. No tengo más que palabras de agradecimiento para ellos.

¿La formación militar le recuerda a sus entrenamientos de piragüismo?

Sí, por supuesto, es algo muy parecido. Es algo muy importante. Te da la cabeza y los valores de poder hacer todo cuando se necesite, hacerlo bien y siguiendo las órdenes del jefe en el ejército y del entrenador en el piragüismo, teniendo respeto a esa figura. Son cosas muy importantes y muy valiosas.

¿Qué le pide al futuro hasta que llegue París?

Estaría satisfecho y contento con el hecho de que todo siguiese como está. No quiero lesiones, mala suerte. Con que todo eso me respete, que todo vaya rodado y teniendo tranquilidad, entrenando y con la cabeza centrada, sé que podemos llegar a París en las mejores condiciones posibles.

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