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ATLETISMO

“¡Joder, cómo te la jugó Antón!”

Abel Antón y Martín Fiz, campeón y subcampeón mundial de maratón en 1997, celebrarán 25 años después su gesta corriendo los 42 km en Atenas el domingo.

Actualizado a
Martín Fiz (izda.) y Abel Antón, en el Santander Café de Madrid antes de emprender su viaje a Atenas.
Javier Gandul

Diez de agosto de 1997. Mundiales de atletismo en Atenas. Calor (casi 30 grados) y los 42 km entre Marathon y el estadio de Panathinaikos donde en 1896 el pastor griego Spyridion Louis ganó la primera maratón olímpica. Martín Fiz, campeón del mundo dos años antes, pone en marcha el molinillo para dinamitar la carrera en el km 30, sólo seguido por la elegante zancada de Abel Antón. Ni un relevo en el mano a mano... Hasta los últimos 300 metros en los que Gregorio Parra canta en TVE: “¡Y Fiz no puede hacer nada ante un hombre con la velocidad terminal de Abel Antón!”. Zas. Polémica.

-’¡Joder Abel, qué cabrón, cómo te la jugó'. Eso es lo que me recuerdan todavía por la calle.

Eso responde sonriendo Fiz (Vitoria, 59 años) cuando le preguntan por ese día. Una jornada histórica que el campeón y el subcampeón revivirán este domingo en Atenas, sobre el mismo escenario, aceptando el reto que les lanzó Sports Santander para celebrar los 25 años de su gesta. Porque eso fue. “Somos los últimos no africanos en ganar un Mundial (Antón repitió en Sevilla 1999). ¡Y ya ha pasado tiempo! Antes el récord estaba en 2:05 y nosotros íbamos a 2:07 (2:13:16 marcó el soriano en el estadio) y en carreras con calor y humedad les podíamos ganar porque andábamos muy cerca. Ahora los europeos siguen en 2:07 pero hay kenianos y etíopes, tropecientos, que corren en 2:04 o 2:05, por no hablar de Kipchoge”, recuerda Antón en Madrid junto a su rival y colega y a Felipe Martínez, director de Medios, Marketing on line y Patrocinios del Banco de Santander.

“El ir a rueda fue una decisión de carrera. Con 20 km de subida, su idea era intentar dejarme y la mía, aguantarle. Cuantos más metros pasara, más ventaja iba a tener yo”, echa la vista atrás Antón. “Para mí fue un día agridulce. Pero hoy no habría cambiado de táctica. Mi plan era ir rápido a un ritmo continuo, pero el que va delante tiene más desgaste físico y también psicológico. Le dije a Abel que tirara un poco para descolgar al australiano Moneghetti... pero se hizo bastante el sordo”, cuenta el vasco. “Es que en el km 32 me dio el flato, no le dije nada y conseguí reponerme”, se excusa Antón, que volverá a hacer los 42,195 metros. No los podrá completar Fiz, que arrastra una lesión de sóleo, pero sí que entrarán juntos en meta.

Los dos son grandes amigos. En 1997, sin embargo, había cierto resquemor. “Fue una temporada de crispación, a los medios les interesaba el pique. Pero eso nos benefició (se habló, incluso, de una revancha con un millón de dólares en juego). Teníamos un Mundial en Sevilla y todos querían ese enfrentamiento. Eran ruedas de prensa y entrevistas continuas. La maratón se puso de moda y a nivel de público estábamos en boca de mucha gente. Al final fue bonito para todos”, coinciden los dos. Hasta el Premio Príncipe de Asturias fue para el equipo español de maratón ese año. Días de gloria. De laureles. Ahora, de recordarlos 25 años después. A la carrera, como debe ser.