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Antón, gran campeón

La carrera de maratón de los Mundiales de Atenas 1997 se celebró un soleado 10 de agosto, con salida en las llanuras donde se disputó la batalla de Marathon, de la que ahora se conmemoran los 2.500 años. La temperatura era de 28 grados en esos momentos y la humedad del 48%. La temperatura subió progresivamente hasta superar los 32 grados cuando los corredores llegaron a la meta, situada en el viejo estadio Panathinaikón, escenario de los Juegos Olímpicos de 1896, y la humedad bajó, según los atletas dejaban el mar Egeo a sus espaldas.

Tras unas primeras escaramuzas sin mayor importancia es Fabián Roncero quien marca el paso por el ecuador de la prueba, con 1h 07:08, seguido por un grupo de atletas entre los que están Martín Fiz, campeón mundial y europeo en aquellos momentos y Abel Antón, oro continental en 10.000 metros, que marchan a apenas siete segundos.

Fiz se pone en cabeza en el kilómetro nueve y se queda sólo con Antón. A partir de ahí la carrera es un diálogo entre el vitoriano y el soriano. Fiz tira con fuerza sobrehumana, pero Abel no cede, aunque en alguna ocasión está a punto de quedarse atrás. "Martín demarraba de una manera impresionante y pensé que se me iba a ir sin remisión", confesó después Antón.

Cuando Martín ve que no puede despegarse de su oponente, le tienta: "Dame relevos, Abel, que así aseguramos el doblete", propone. "Martín, llevamos ventaja suficiente; Moneghuetti (el australiano que iba a quedar tercero) está cada vez más lejos". Y es que Fiz sabe que si no despega a Antón, y se da cuenta de que no puede hacerlo, éste le batirá en los metros decisivos, porque es uno de los maratonianos con mejor final del mundo, si no el que más. No en vano en sus años jóvenes tuvo una marca de 3:37.5 en 1.500 metros.

Yo me encontraba, con el resto de la prensa española, en el estadio Panathinaikón. Por cierto, que los organizadores no dejaron entrar al público "por motivos de seguridad" que jamás explicaron. Veíamos en una pantalla gigante el esfuerzo de los atletas. Un miembro del equipo español se acercó al médico y le advirtió: "Prepárate; Fabián Roncero viene mal, pero que muy mal". 

Cuando quedaban unos 300 metros para la entrada en el estadio, Abel Antón dio un tirón seco al que Martín Fiz ni siquiera intentó respondió. Y el de Soria llegó a la meta en cabeza, con el número 252 sobre el pecho (capicúa), en un tiempo de 2h 13:16. Jóvenes griegos vestidos de blanco y con ramas de olivo le hacen pasillo y nada más traspasar la línea final, se le coloca una corona de ese mismo olivo en la cabeza, siguiendo la tradición de la Grecia Clásica. 

Cinco segundos atrás llegó Fiz. El autraliano Steve Moneghuetti fue bronce con 2h 14:16. El otro español que llegó a la meta fue el leonés José Manuel García, que entró en el puesto 15º. Se retiraron dos atletas de gran dureza, como Diego García y Alberto juzdado. Roncero llegó sexto, absolutamente roto. El médico español había advertido a los sanitarios atenienses, que le esperaban en la misma línea, sobre la que se derrumbó. Luego le metieron en el túnel que en tiempo servía para que los atletas salieran a la pista, sombreado, oscuro y frío. Allí le pusieron suero. Yo me acerqué a ver como estaba y vi a su mánager, Pepe Alonso (todavía plusmarquista español de 400 metros vallas, con 49.00) a su lado, sosteniéndole un brazo que, cuando lo soltaba caía al suelo inerte. Fabián estaba como muerto. Asustaba verle, aunque los médicos decían que no había motivo de preocupación. Se recuperó al cabo de unas horas, pero esas imágenes están grabadas permanentemente en mi memoria.

Martín Fiz también llegó mal y no pudo acudir a la rueda de prensa, en la que Abel Antón (aparentemente muy fresco) estuvo acompañado por Moneghetti, un atleta que ya había sido cuarto en los Mundiales de Roma 1987 y octavo en los de Gotemburgo 1995 No había traductor al inglés, de forma que hizo de intérprete José Luis de Carlos, director general de la Federación Española, a quien se presentó como mánager de Antón, aunque él hacía gestos negativos con la cabeza...

Antón se convertiría dos años después en el primer atleta en defender con éxito su título de maratón, al triunfar en Sevilla 1999, donde Martín Fiz fue octavo. Y es que Antón es uno de los grandes atletas de la historia, un táctico impresionante y un trabajador duro y tenaz, además de un corredor de clase excelente.

España ganó también la Copa del Mundo por países, con una suma de los tres mejores atletas de 6h 43:30, seguida de Italia (6h 55:33) y de Brasil (7h 02:56). Kenia, la actual reina indiscutible de la especialidad, no puntuó: todos sus atletas se retiraron en la tórrida carretera sin sombras y con violentas cuestas que une Marathon y Atenas.

Y mañana, lo prometido: un resumen del entrenamiento de Arturo Casado para los Europeos de Barcelona 2010.