Augusta saca las garras
El viento racheado pone en aprietos a todos salvo a un espectacular Scheffler, número uno del mundo. Tiger está a nueve golpes; Rahm y Sergio, a diez.
Jon Rahm acabó frustrado el primer recorrido del Masters de Augusta. “He jugado bien y me han tocado cuatro bolas con barro. ¿Qué puedo hacer? Es mala suerte”, aseguraba el ‘León de Barrika’ tras firmar 74 golpes (+2) y romper una maravillosa racha de quince rondas consecutivas al par o por debajo en el tapiz verde de Georgia. A una únicamente de igualar el récord de Tiger Woods. Precisamente, el norteamericano de 46 años había sido el gran protagonista de la jornada inicial. Con una troupe itinerante de varios cientos de personas que le siguen como a un mesías que regresaba 408 días después a un torneo PGA Tour tras salvar la vida, y especialmente la pierna derecha, en un violento accidente automovilístico en Los Ángeles. El Tigre rugió y derrotó al campo (-1).
Pero Augusta cambió radicalmente en el segundo día y Woods empezó a sufrir y de qué manera. Y no sólo por los dolores físicos. El barro marcaba el jueves y el fuerte viento racheado heredaba el protagonismo complicando aún más unos greenes blandos, lentos y poco receptivos que presagiaban un corte muy por encima del par del campo (+4 finalmente). Rahm comenzaba con fuerza: birdie al 1 y birdie al 2. El bogey del hoyo 5 tras lanzar la bola a la arena desde el tee y el del 12 después de quedar de nuevo enterrado en un bunker detenían su proyección momentaneamente, pero el vasco de 27 años sabía que acabar cercano al par le daría opciones para pelear por un buen puesto el fin de semana.
Por eso, el birdie del 14 alentaba más al español. Desde ahí tuvo que tirar de su mejor repertorio de golpes de aproximación para salvar los pares, salvo en el 18, y cerrar el día al par (72 golpes) para 146 y +2. “No he estado cómodo, sobre todo desde el tee”, afirmaba Rahmbo. No es la situación que querría el vizcaíno pero mantiene las espadas en alto ya que no ve excesivamente lejos a los mejores salvo al líder Scheffler (-8). Misma situación de Sergio García que se agarraba a su talento para firmar dos birdies en los dos hoyos finales que le hacían olvidar el triple bogey del 11 y asegurarse también pasar el corte, por primera vez desde que ganó en 2017, con 146 impactos (+2) y jugar sábado y domingo, días que no tendrán a Chema Olazábal (56 años) que con +12 no lo consiguió.
Sumar un color rojo costaba sudores fríos y el verde inundaba los marcadores. Empezando por el líder tras los 18 hoyos iniciales, el coreano Im, que completaba la jornada con más bogeys que birdies (74 golpes, +2 para un total de 141, -3 tras 36 hoyos). O el sufrimiento de Cameron Smith y Dustin Johnson para mantenerse arriba; o el de Hovland para seguir jugando el fin de semana. Y qué decir de DeChambeau, Spieth, Koepka o Schauffele, fuera sin remisión, o de Tiger, +4 en los 5 primeros hoyos. De mirar a los líderes a sentir la presión de poder quedarse fuera... algo que no ocurriría para regocijo de su legión de fans. E incluso su arreón final le deja de nuevo con todo abierto (+1 acumulado para él).
Mientras la mayoría las pasaba canutas en un terreno de batalla tan duro otros parecían retar a los dioses del golf, en especial el norteamericano Scottie Scheffler, número uno del ranking, que deleitó con un juego primoroso y saca cinco impactos al segundo. El irlandés Lowry, el sudafricano Schwartzel o el japonés Matsuyama (primer nipón con chaqueta verde y actual defensor del título) también destacaron y presentan credenciales... si el líder baja un poco el listón y deja su mira telescópica en el hotel. Quedan 36 hoyos por delante y se harán largos para muchos. Llega el frío. Hagan sus apuestas. Augusta las destrozará.