Tiger da motivos para soñar con su vuelta a la élite
El Tigre todavía no está al nivel necesario para volver a competir en el PGA, pero varios participantes en el torneo creen que va por buen camino.
Los pasos hacia el que quizá sea el retorno más esperado del deporte estadounidense, el segundo de Tiger Woods (el primero, tras sus problemas de espalda y una detención por conducir bajo efectos de fármacos, ya se consumó en Augusta en 2019), siguen sucediéndose. El último lo dio el Tigre este fin de semana en el PNC Championship, un torneo en el que varios ganadores de majors compiten junto a sus familias.
Allí estaban Justin Thomas y su padre Mike, o Nelly Korda junto a su respectivo progenitor, el extenista checo Petr Korda. Pero el centro de atención obviamente fueron Tiger y su hijo Charlie, que exhibe un control de la distancia con los hierros, una de las cosas que ha hecho tan grande a su padre, impropio de un chaval de 12 años.
Los Woods terminaron el sábado con una tarjeta de 62 golpes, los mismos que los Thomas y tres más que el dúo formado por Stewart Cink y su hijo Reagan. Más allá del resultado, había mucho interés por ver cómo se mueve Tiger diez meses después de sufrir un accidente de tráfico que casi le deja sin pierna derecha.
Varios de los participantes, consultados por Golf Digest, coincidieron en que aún le falta trabajo para estar a un nivel que le permita volver a ser competitivo en el PGA, pero también en que sus mejores golpes siguen estando ahí. "Me impresionó mucho la velocidad que tuvo, los tiros que pegó", dijo Justin Thomas. "Bajo mi perspectiva, dio la impresión de que muchos de los movimientos siguen ahí. Si hubo alguna pega quizá fue la distancia. Lo lógico sería pensar que no la va a pegar tan lejos, pero el hierro 4 que jugó en el tres fue simplemente ridículo. Le miré cuando se sentó en el buggy, me miró y sonrió. Pensé que ese es exactamente el tipo de golpes que pega cuando está sano", añadió el de Kentucky, que tiene una relación estrecha con el Tigre.
Lo que no puede hacer aún Woods, y es condición indispensable para poder volver al PGA, es hacer 18 hoyos andando. En este torneo, que no tiene las mismas reglas que un evento regular del circuito, se le permitía utilizar un buggy. Tampoco se le ve cómodo aún con el driver, que requiere un swing más explosivo.
En cualquier caso el progreso está ahí. De meses de trabajo silencioso, en los que apenas se tenían noticias de su estado más allá de algún comunicado oficial en sus redes sociales, a ejercer de anfitrión otra vez en el Hero World Challenge, vídeos entrenando y ahora una primera toma de contacto con la competición en modo light. "Charlie y yo pasamos un gran rato jugando juntos, de nuevo con la familia Thomas. Hubo mucha diversión a lo largo de todo el día", comentó el californiano, al que se le veía picar a su retoño, darle consejos o celebrar con una sonrisa de orgullo cada dardo del pequeño Woods. También se reconoció "cansado" y falto de "resistencia". Ya le hemos visto recuperarse de situaciones peores, así que esas palabras no suenan a nada que el ganador de 15 majors no pueda solucionar.