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McGregor vuelve a caer ante Poirier tras fracturarse la tibia

Conor McGregor se fracturó la tibia izquierda en los instantes finales del primer asalto de su combate ante Dustin Poirier. El 'Diamante' se llevó la victoria en el UFC 264.

Conor McGregor abandona en camilla el UFC 264.
Conor McGregor abandona en camilla el UFC 264.AFP

Quedaban seis segundos del primer asalto cuando Conor McGregor retrocedió tras lanzar un golpe. Pisó mal, su cara evidenció dolor y cayó al suelo sentado. Dustin Poirier no dudó e intentó finalizarlo. El árbitro los separó cuando sonó la bocina y el irlandés avisó. Se acababa de fracturar la tibia. La trilogía entre ambos se acababa ahí. El combate estelar del UFC 264 no podía tener un final más inesperado que ese. Las lecturas podían ser múltiples y pese al mal momento, 'The Notorious' demostró el motivo por el que en 2020 fue el deportista que más ganó.

El excampeón empezó a gritar y a indignarse. Quería que se fuese a las cartulinas para que el camino a una nueva pelea sea más fácil de reclamar. El árbitro decretó KO Técnico y Poirier echó más leña al fuego: "Esa lesión la provoqué con mis patadas", espetó mientras el irlandés se encendía mas. Las horas previas al combate fueron muy calientes y por si acaso ambos comenzaron trabajar para una posible cuarta parte. En cualquier otra situación no tendría sentido, y mas viendo que el estadounidense era muy superior... pero hablamos de McGregor. El irlandés es experto en saber vender su película y es lo que se hará. En este momento más que el tobillo le duele el ego. Y eso no sana tan fácil.

Obviamente el abrupto final eclipsó todo. No hará que se recuerde la evidencia: McGregor está en clara decadencia. La tercera pelea contra Poirier fue un calco de la segunda. Conor comenzó bien, pero el ritmo del 'Diamante' le ahogó. El desarrollo fue diferente, pero el fondo, el mismo. El irlandés salió más agresivo. De hecho, recibió al estadounidense con una patada al estómago. La replicó y después buscó el pateo bajo. No lo hizo mal y cuando hubo un intercambio, ante el peligro evidente, buscó el derribo. Lo logró, aunque luego su oponente se quejó de que había sido de manera ilegal. Con jugarreta o no, Conor intentó una guillotina que no salió y le dejó desfondado. Fue su final.

Con la espalda entre la lona y la jaula, McGregor sufrió. El trabajo en el ground and pound de Poirier fue extraordinario. Más de dos minutos de dominó y golpeó. Lo cierto es que Conor supo meter bien sus codos, dio pedaladas para alejarle cuando el 'Diamante' buscaba recolocarse... pero la inferioridad era muy manifiesta. Los tres jueces tenían en su cartulinas un 10-8, una puntuación que se otorga cuando hay una clara diferencia. No hay más lecturas. Empezó bien, pero el fuelle duró lo que duró... como en enero. Sin lesión de por medio, el final iba a ser el mismo que hace seis meses. Conor dejó la puerta abierta al negocio, es un don innato, pero debe reflexionar sobre su futuro. El ego no puede cegarle.