Un Masters sin Sergio
El ganador de 2017 no estará en Augusta tras dar positivo en coronavirus. El torneo arranca el jueves con Rahm entre los favoritos y varias novedades.
Una de las cosas que se repetían impepinablemente cada año de nuestras vidas era que con la llegada de abril llegaba el Masters, el major más especial. El pasado 9 de abril los televisores de medio mundo tendrían que haberse llenado de azaleas y magnolias resplandecientes, de majestuosos pinos y de miles de 'patrons' ('patronos', como se conoce respetuosamente al público que acude al torneo) correteando desde primera hora por las calles del Augusta National, en busca de la ubicación idónea para ver a los mejores golfistas del mundo intentando salir airosos de una de las pruebas más exigentes de este deporte.
Pero la pandemia arrasó con todo y obligó a buscar nuevo acomodo en noviembre. Será un Masters otoñal y sin público. Un Masters frío que empieza a cobrar vida estos días, cuando los jugadores van desembarcando en Georgia (EE UU). No será el caso de Sergio García, que este lunes anunció su positivo en coronavirus (igual que el chileno Joaquín Niemann). El de Borriol, campeón en 2017, romperá su racha de 84 majors seguidos en 21 años, la tercera mejor de la historia tras los 87 de Tom Watson y los 146 de Nicklaus.
Su baja resta una baza a la comitiva española, que así las cosas estará formada por el canario Cabrera Bello, el sempiterno Olazábal, que va a por su 31ª aparición, y Jon Rahm, para quien pelear el triunfo es ya casi una obligación. El vizcaíno llega a la cita en el mayor pico de su carrera. En la recta final de la temporada pasada, tras el parón pandémico, consiguió auparse por primera vez al número uno del mundo y amplió su palmarés en el PGA con el Memorial y el BMW del ya famoso putt ganador desde más de 20 metros. Es el segundo favorito en las apuestas, a 11 euros por euro apostado, poco más de los 9 que se ofrecen por Dustin Johnson y Bryson DeChambeau. Johnson es precisamente el hombre que le precede también en el ranking, de nuevo con una diferencia muy pequeña.
La gran incógnita es cómo estará un trazado que cada año, en septiembre, se replanta por completo, con lo que esta vez ha tenido menos de dos meses para sentarse. El gran aliciente, la posibilidad de ver a Rahm enfundarse por primera vez la chaqueta verde, una prenda que parece hecha a su medida.