Ballart, de Egipto a Mataró
El entrenador de waterpolo, que ha vivido una aventura en El Cairo con jugadores no profesionales, es nombrado nuevo técnico del equipo femenino campeón de Liga.
El COVID-19 interrumpió la aventura de Dani Ballart en Egipto pero le ha brindado una oportunidad más competitiva. El ex jugador de waterpolo, campeón del mundo y olímpico, será la próxima temporada el técnico del mejor equipo femenino de waterpolo en España, el CN Mataró, vigente campeón de la Liga Premaat aunque el curso no se ha podido concluir. Las del Maresme, que cuentan con internacionales como Marta Bach o Anni Espar, jugarán la Champions la próxima campaña.
"Estoy agradecido que piensen en mí y ser parte del waterpolo femenino que ha escrito las mejores páginas de este deporte. Tendré algunas jugadoras como Bach o Espar tan condecoradas", comentó para este diario Ballart cuando se cerraron las negociaciones. "Ahora quiero pensar en trabajar lo más rápido posible", añadió.
Ballart está pasando el confinamiento en Castelldefels. Llegó cuando se cerró el país, interrumpiendo de forma abrupta su vida entre pirámides. “Quería crecer fuera porque no pude en casa. Hay vuelos directos a El Cairo, son cuatro horas. Nos ofrecieron una piscina olímpica, un gimnasio a cuatro metros del agua y la posibilidad de poder hacer muchas cosas. Los técnicos españoles están bien valorados”, comentó.
El barcelonés se encontró con un grupo entregado al entrenamiento, que seguían a Ballart “en las redes sociales”, pero que no vivían exclusivamente del deporte. “La prioridad era el trabajo, luego los estudios y, por último, el waterpolo”. Las rutinas eran salvajes para los jugadores: “Uno trabajaba en Uber, otro en la chocolatera más grande de África. Entrenábamos a las 6:00. Los dejaba aniquilados para todo el día. Luego trabajaban diez horas y a las 20:00 volvían a entrenar. Uno de los problemas era la falta de sueño. Dormían cuatro o cinco horas”, comentó Ballart.
“Mi portero me confesó que trabajaba en una empresa de camiones y de barcos. Su responsabilidad era la de controlarlo todo. Cada dos o tres horas tenía que mirar el móvil. ‘No duermo más de cuatro horas’, me decía. Yo le pedía esfuerzo”, asegura el entrenador, que ahora en Mataró se topará obviamente con otra realidad.
Pese a estar solo seis meses, Ballart se hizo una idea de las oportunidades que hay en Egipto, donde los jóvenes “tienen talento” aunque la selección nacional no goza de demasiadas oportunidades en competiciones internacionales. La vida fuera del agua también fue una experiencia: “Son gente que le gusta reunirse, hablar, sociabilizar. Muy afables. Gente atenta y preocupada. Te ayudan”, dijo.
No ha estado al margen de la evolución de las selecciones. Ex director deportivo del CN Sabadell y ex técnico del CN Sant Andreu, Ballart conoce el talento español. “Si no hay accidentes, las chicas son medalla en Tokio”, proclamó. Y, sobre los chicos, se muestra igual de esperanzado: “Los chicos espero que puedan llevarse el oro, porque se lo merecen. No solo por la plata de 2018 sino por mantenerse, que es lo más difícil. Tienen el nivel. Hacen un camino como el nuestro, perdimos cuatro competiciones seguidas y llegó el oro. Antes de ganar se pierden finales”.