Golovkin gana la guerra a Derevyanchenko y pide a Canelo
Gennady Golovkin derrotó por decisión unánime a Sergiy Derevyanchenko para ser campeón mundial IBF del peso medio. Fue una batalla muy ajustada.
Ser campeón mundial estaba en juego. Gennady Golovkin y Sergiy Derevyanchenko habían ofrecido al público del Madison Square Garden de Nueva York once asaltos de guerra total. Quedaban tres minutos y ninguno quería dejarse ir y lamentarse al escuchar las cartulinas. La batalla y la igualdad había sido la tónica y ambos se vaciaron en el acto final. Acabaron exhaustos y con una ovación tremenda de los fanáticos. Muchos subestimaban a Derevyanchenko, pero al igual que hizo contra Jacobs, ofreció una gran batalla. La victoria fue para Gennady Golovkin por decisión unánime (115-112, 115-112 y 114-113). El kazajo se llevó el Mundial IBF del peso medio (también el IBO) y después envió un mensaje a Canelo Álvarez. “Absolutamente, le quiero para mi siguiente pelea. Solo falta que él diga que sí, pero hay grandes campeones también en la división”, apuntó GGG. Derevyanchenko, por su parte, se ganó el respeto de todos. También en el del campeón. “Claro que le daría una revancha. Estoy preparado para todo”, añadió.
Pese a las grandes sensaciones de Derevyanchenko, la pelea empezó mal para él. En el primer asalto se fue al suelo tras una serie de golpes que comenzó con un upper y acabó con una derecha volada que rozó la ilegalidad. En el segundo round, el ucraniano metió más ritmo, armó la guerra y Golovkin le supo contragolpear. Así le hizo un importante corte. Podía ser el final, pero no fue más que una anécdota. Desde ese momento, cada acto tuvo alternancia y se convirtió en una pelea muy cerrada. GGG estuvo cómodo hasta el quinto asalto. Dominó con el jab, dobló manos, trabajando muy bien el volado de izquierda sobre la derecha del ucraniano y varió las alturas. Pero en ese quinto round, Derevyanchenko le cazó con una mano al hígado que le hizo mucho daño. Y le sacó de la pelea.
Nunca llegó a desconectarse del todo Golovkin, pero se le notaba incómodo. Derevyanchenko era todo ímpetu de inicio, lo que incomodaba al kazajo. No obstante, con buenos upper y su derecha recta supo ir nivelando cada parcial. En el décimo asalto, el ucraniano salió con todo y GGG volvió a sufrir. Era su decimosexta pelea con título en juego y lo supo rentabilizar. Se agarró, trabó el duelo e hizo todo lo que necesitó para cortar el ritmo. En el undécimo volvió a recuperar los movimientos que le hicieron mandar al inicio y dejó la incertidumbre máxima hasta el round final. Los dos se vaciaron, fue intenso, pero no tanto como el resto del combate. El pleito había sido durísimo. “No he hecho un mal combate. Él ha estado muy bien”, reconocía Golovkin al terminar. Estaba en lo cierto. Tuvo que ponerse el mono de trabajo para volver a reinar. Ya es campeón y se pone en una situación de ‘privilegio’ para retar a Canelo Álvarez. La pelota está en el tejado del mexicano. GGG cumplió en Nueva York.