"El entrenamiento psicológico debería ser obligatorio"
Pablo del Río, psicólogo del Centro de Alto Rendimiento de Madrid, habla en AS sobre la importancia de la salud mental en el deporte profesional.
El martes en estas páginas nos hicimos eco de la situación de la jugadora de la WNBA Liz Cambage, que confesó en una carta que la salud mental había influido "negativamente" en la capacidad para hacer bien su trabajo. Y pidió que en las franquicias de la liga femenina norteamericana de baloncesto fuera obligatorio tener psicólogos: "Es un fisio para tu cerebro". En España trascendieron en los últimos meses casos como el de la australiana. En la misma disciplina, Alex Abrines, fichado por el Barça tras su paso por la NBA, no juega desde febrero y dijo que llegó a odiar lo que hacía. La remera Anna Boada hizo pública su depresión en un discurso durante la Gala del COE. Y la tenista Paula Badosa contó en un vídeo que le habían diagnosticado lo mismo.
AS consultó a Pablo del Río, psicólogo del deporte en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, que inició su andadura allí en 1990. Trabajó con la campeona olímpica de bádminton Carolina Marín y ahora lo hace con el karateca multimedallista Damián Quintero y otros atletas de más de 20 especialidades. Su opinión coincide con la de Cambage: "En el deporte y en la vida hay que tener respuestas adaptativas ante el fracaso y la frustración. Los deportistas tienen fecha de caducidad: deben intentar disfrutar con lo que hacen y que los resultados sean una consecuencia. No deben pensar en las marcas, sino en su rendimiento. Es un proceso más, por eso lo llamamos entrenamiento psicológico y habría que integrarlo en la preparación integral de cada deportista, tendría que ser obligatorio".
Del Río explica que hay que tener prudencia a la hora de afrontar los problemas, porque no siempre son patológicos: "Algunos se autodiagnostican con una facilidad increíble, te hablan de depresión como de tomarse un té verde, cuando no se la ha detectado un profesional. Otros van un día al especialista y no vuelven. Lo que llaman depresión es una alteración del estado de ánimo que, en muchos casos, nada tiene que ver con el deporte y está relacionado con la vida afectiva y personal del deportista". El psicólogo del CAR cree en los beneficios de la salud mental: "Los deportistas que se preparan de forma integral, incorporando el entrenamiento psicológico, no suelen caer en la depresión". Y comenta una de las principales causas del malestar: "Muchos ven que en los entrenamientos rinden fenomenal, pero no son capaces de trasladar ese trabajo a la competición. Pero eso no es una patología, le pasa a cualquiera".
Del Río hace hincapié en los casos de aquellos que dejan sus casas siendo muy jóvenes: "Cambian sus hábitos de vida y en su primer año en un CAR son una bomba de relojería. Hay que cuidarles para que no lo pasen mal, porque no tienen herramientas para hacer frente al nivel de exigencia. Cuando trabajan con profesionales de la conducta, no llegan a la patología".
Según Del Río, la prevención de los problemas mentales en el deporte "ha avanzado mucho en los últimos años” y está arraigada “en los CAR y en los centros de tecnificación", pero... "Lo triste es que en 2019 haya todavía federaciones sin un gabinete de psicología. Los dirigentes no están preparados, su desconocimiento es profundo. Un profesional de la psicología rentabilizaría sus recursos y el dinero que pagamos entre todos".
El doctor explica que no sólo hablan con los deportistas, "también con los entrenadores", como el de Badosa, Xavi Budó, firme defensor de la psicología deportiva: "Tenemos que formarnos mucho en ese sentido. Yo he invertido años en eso, es clave. Cada golpe en tenis es un estado de ánimo. Lo que no se ve, lo emocional, es lo más importante. Y hay que normalizar los problemas de salud mental". Budó explica cómo encontró a Badosa: "Estaba en plena autodestrucción, no se quería ni como persona ni como tenista. Lo pasó muy mal, pero la transformación ha sido muy bonita". Historias de superación que marcan el camino a seguir.