Rey Vargas reta a Roman tras vencer con polémica a Kameda
Rey Vargas retiene el Mundial WBC del peso supergallo al derrotar a Tomoki Kameda por decisión unánime (triple 117-100) en una pelea vibrante.
Sonó la campana y Rey Vargas corrió hacia un esquinero del ring. Su equipo le pedía que fuese a la otra. El boxeo es un deporte de apreciación y su gente y el mismo sabían que la pelea ante Tomoki Kameda estaba muy igualada. Todo se podía definir por pequeños detalles, como el punto que perdió el japonés en el último round, pero no fue así para los jueces. Dieron 117-110 a favor del campeón, que retiene así por quinta vez el Mundial WBC del supergallo. Un resultado irreal, pues hay opiniones dispares sobre el veredicto, pero tal diferencia es abusiva. El público abucheó la decisión y todo quedó un tanto deslucido. La complejidad del boxeo de nuevo de relieve.
La estrategia de ambos fue clara desde el inicio. Kameda salió como un rayo. Debía romper la distancia y sorprender. Así lo hizo. Sacó mucho trabajo y en cuanto podía incomodaba. Mientras, Vargas utilizaba sus golpes rectos y los upper para frenar esas embestidas. El público vibraba, la pelea se movía en la igualdad máxima. Rey Vargas intentaba variar planos y restar oxígeno al japonés, que era puro nervio y no cesaba en su empeño. Quería encerrar al campeón y ahí percutirle con gran cantidad de manos. Mientras, con su mayor tamaño, Vargas lograba quitarse muchas manos con suma facilidad. Buscaba menos el combate, y él era consciente. "Me faltó tirar más golpes, pero hicimos un boxeo inteligente, que es lo que queríamos", reconoció tras su victoria.
En la parte central del combate fue cuando Vargas estuvo más cómodo. Golpeó variando planos, dejó más estático a Kameda y mandó, pero poco duró. En cuanto se obcecó en tirar golpes al rostro y olvidó la zona de flotación todo se igualó de nuevo. El japonés tuvo un segundo aire y fue con todo. Sorprendió en la corta distancia con golpes rápidos, entraba desde lejos... lo hizo todo, pero en el rus final le faltó continuidad en su golpeo. Pese a ello, Vargas se dedicaba a torearle, y se olvidó de pegar. Los mejores golpes fueron para el aspirante. En el asalto final Kameda fue con todo y tuvo demasiado ímpetu. Golpeó cuando el árbitro había parado el pleito y le costó un punto. No fue determinante porque las cartulinas habían dejado de reflejar la realidad.
La igualdad fue máxima y el propio Vargas era consciente. Polémicas aparte, Vargas sumó una nueva corona y después se centró en el futuro. Con un récord de 34-0 (22 KO) el camino único parece el unificatorio y con Daniel Román (campeón IBF y WBA) entre el público, Vargas no dudó en retarle. "Creo que la próxima pelea debe ser esa. El público lo exige. Vamos a unificar nuestros títulos. Mexicano contra mexicano, es sinónimo de espectáculo", apuntó. El guante queda lanzado.