El waterpolo playa se estrena sin playa

Si en Barcelona 2013 fueron los saltos de gran altura, que llegaron al programa de los Mundiales de Natación para quedarse, en Gwangju 2018 la FINA (Federación Internacional de Natación) ha incluido el waterpolo playa, una modalidad que será experimental y cuya curiosidad es que no se jugará en la playa, sino en la misma piscina de waterpolo, que deberá acortar sus medidas para albergar estos partidos en categoría masculina y femenina.

El espacio será más reducido, tan solo de 15x10m (el waterpolo es de 25x20m), y competirán cuatro waterpolistas por equipo. Cada equipo podrá escoger si alinea a cuatro jugadores de campo o a tres y un portero. En el primero de los casos, el jugador que haga de portero solo puede parar con una mano pero sí puede pasar de mediocampo. El resto de reglas sin las mismas que el waterpolo convencial salvo un detalle importante: no es necesario sacar de centro después de un gol, pues el juego se reanuda inmediatamente desde la portería.

Todo eso conlleva un deporte frenético y divertido, pero con una capacidad de sufrimiento superior a la habitual. “Por lo que hemos experimentado, el juego es muy rápido, es un no parar que lo hace atractivo pero cuya exigencia física es brutal. Una waterpolista normal sufre con el ritmo. No puedes pensar: o atacas o defiendes al límite siempre”, destaca Javi Aznar, entrenador del CN Sant Andreu y seleccionador femenino. España solamente competirá en esta categoría y debutará este sábado (6:15 hora española) ante Australia.

“Todos partimos del mismo punto. Estos torneos siempre han sido de verano, sin oficialidad. Eran lúdicos, pero ahora se quieren enfocar hacia la oficialidad. Si funciona, a ver cómo lo podemos encajar”, resaltó Aznar, quien reconoce que todo está en periodo de “experimentación” y que llevan “dos semanas” preparándose para este nuevo reto, después de los descartes que realizó Miki Oca, seleccionador femenino de waterpolo.