BALONMANO

Macedonia también sufrió la irreverencia de Bahréin

La selección de Raúl González tuvo que pelear más de lo esperado para tomar ventaja ante el conjunto árabe

CHRISTOF STACHEAFP

La selección de Macedonia, que dirige el español Raúl González, encadenó su segundo triunfo en el Mundial de Alemania y Dinamarca, tras imponerse este domingo por 28-23 a Bahréin, en un encuentro en el que los balcánicos sufrieron más de lo que reflejó el marcador final. El conjunto árabe demostró que los apuros en los que puso a España en la jornada inaugural no fueron fruto de la casualidad, ni de la desidia de los Hispanos si no de la buena labor del técnico islandés Aron Kristjansson.

El preparador nórdico, que ha dado continuidad al trabajo iniciado por el español Fernando Barbeito y su compatriota Gudmundur Gudmundsson, ha construido un competitivo equipo que se aleja de los tópicos que pesan sobre el balonmano árabe. Disciplinado en defensa y en ataque, donde no duda en masticar y masticar cada jugada hasta rozar el pasivo, la selección de Bahréin volvió a dejar claro que no va a ser un rival fácil para ningún equipo.

Y es que además de disciplina, Bahréin cuenta con varios jugadores más que interesantes, como el central Husain Alsayyad, que volvió a llamar la atención con sus eléctricas fintas y rapidísimos lanzamientos en apoyo. Pero si Alsayyad esta siendo una de las noticias agradables en el grupo B, tampoco dejó de sorprender su compañero, el portero Mohamed Husain, que demostró que volvió a repetir la buena actuación que ya desplegó ante España.

Argumentos con los que Bahréin no sólo sobrevivió al primer tirón inicial de Macedonia, que a los nueve minutos de ya contaba con una renta de cuatro goles (6-2) en el marcador, sino sirvieron para poner durante muchos minutos a los balcánicos contra las cuerdas. De hecho, el conjunto árabe alcanzó los últimos diez minutos de la primera mitad con ventaja en el marcador (6-7) en el tanteador, tras endosar un contundente parcial de 0-5 a una incrédula selección macedonia.

Circunstancia que obligó a pedir con urgencia un tiempo muerto al preparador español Raúl González, que tuvo que recurrir al ataque siete contra seis para tratar de cambiar la dinámica del partido. Algo que lograron los balcánicos en el tramo final del primer tiempo, pero no por su buen hacer, sino por la precipitación en la que cayó Bahréin, que al igual que ya le ocurrió con España demostró que le cuesta mantener la concentración durante los sesenta minutos.

Desatenciones que costaron a los árabes un parcial de 4-0 que permitió a Macedonia arrancar la segunda parte con una renta de cuatro tantos (12-8). Una diferencia que ya fue irrecuperable para el conjunto de Bahréin, que poco a poco se fue enredando en ataque con imprecisos lanzamientos, que tan sólo sirvieron para que Macedonia fuera escapándose en el marcador,
hasta alcanzar una máxima renta de ocho goles (23-15). Cifra que los balcánicos estimaron suficiente para dar descanso a sus titulares, que poco a poco fueron desapareciendo de la pista, pensando en posteriores compromisos.

Hecho que Bahréin no desaprovechó para acortar la distancia hasta los cinco goles que señaló el 28-23 final y que reflejó algo mejor los apuros en los que puso durante muchos minutos el equipo árabe a los de Raúl González. 

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