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GOLF | SERGIO GARCÍA

"Sin el equipo, mi récord en la Ryder no serviría de nada"

Sergio García (Borriol, 38 años) atendió a As en Valderrama tras hacer historia en la Ryder Cup del pasado septiembre. El castellonense desgranó su temporada, el récord de puntos...

"Sin el equipo, mi récord en la Ryder no serviría de nada"
MARIANO POZODIARIO AS

Se ha hablado mucho de que su temporada es mala, pero valórela usted.

Creo que en el fondo no ha sido tan mala. Tampoco ha sido buena. Pero si obviamos el hecho de que he fallado el corte en los cuatro majors, que nunca me había pasado, y en muchos otros torneos por un golpe o dos, a veces ha sido cuestión de suerte. Hay que tener en cuenta que empecé el año con un triunfo (ganó el Abierto de Singapur en enero) y luego ha llegado la victoria en la Ryder. Siempre se puede mejorar, pero en global no creo que haya sido horrorosa.

A falta de este Andalucía Masters, el colofón, esa Ryder, es inmejorable. También por su récord, ya que con su victoria en los individuales del último día sobre Rickie Fowler, se convirtió en el jugador que más puntos ha sumado en la historia de la competición, 25,5... ¿Fue más especial?

El récord sin duda es algo a tener en cuenta, algo de lo que me podré sentir orgulloso toda la vida. Pero siempre digo que en la Ryder el equipo importa mucho más que lo individual. Y desde luego, si no llegamos a ganarla, lo mío no habría valido de nada. La victoria del equipo le da mucho más valor a lo que he conseguido yo.

¿Es un aliciente el hecho de que la última barrera superada para el récord haya sido Nick Faldo? El británico le llamó “inútil” tras no ganar ninguno de los puntos que jugó en la Ryder de Valhalla 2008.

No especialmente. Es un aliciente estar en la cima junto a grandes jugadores como Olazábal, Montgomery, Westwood...

Se ha hablado mucho del espíritu de equipo europeo en contraposición con el individualismo norteamericano en esta última Ryder. ¿Cómo se fraguó eso?

La verdad es que a nosotros nos sale muy natural y espontáneo. No es algo que busquemos especialmente. Nos llevamos bien, nos conocemos y todo eso conseguimos plasmarlo luego sobre el campo. A ellos es cierto que les cuesta más. Tienen que esforzarse para parecer un equipo.

¿Cómo vio a Rahm en su primera incursión? ¿Hay futuro para él en esta competición?

Claro que lo hay. Lo hemos visto. Es un jugador Ryder total. Al final nos supo muy bien a todos que ganara el individual del último día. Había estado un poco cabizbajo por perder los foursomes y los fourballs los dos primeros días y le vino muy bien. Lo necesitaba.

¿Debería o le gustaría que la Ryder volviése a Valderrama (en 1997 se convirtió en el primer campo europeo fuera de las Islas Británicas en acoger una edición) algún día?

Sin duda. Es mi campo favorito y creo que uno de los mejores del mundo. Me gustaría, pero no creo que eso sea algo que se esté valorando ahora mismo. Sería maravilloso pero no está en la conversación.

Ya en lo personal. ¿Cómo ha sido el primer año de paternidad y matrimonio?

Ha sido genial. Poco a poco, porque al principio no hay mucha interacción con los bebés. No recibes mucho de ellos. Pero ya han empezado los juegos, a medida que pasa el tiempo se va moviendo más y comenzamos a tener grandes momentos y muchas carcajadas. Está siendo maravilloso.

¿Se ha sentido maltratado este año? Todo el mundo esperaba más tras el Masters...

Maltratado como tal no me he sentido. Pero sí es cierto que a veces puede dar la sensación de que los medios están muy pendientes, a la que flojeas un poco, para atizarte. No pasa nada, lo entiendo. Y respecto a la afición, ellos saben a quién animar. Yo no me he sentido atacado ni menospreciado.

Un año sin majors, pero con la Ryder

Este 2018 no ha sido el mejor año que se le recuerda a García. El de Borriol ha fallado ocho cortes, incluidos los cuatro majors (Augusta, US Open, British y PGA), en 21 eventos disputados y por primera vez en su carrera no se clasificó matemáticamente para los playoffs de la FedEx Cup, la serie de cuatro torneos que cada año decide al campeón del PGA Tour. La redención le llegó en la Ryder, en la que sumó su sexto título y ganó tres de cuatro puntos para convertirse en el jugador más laureado (25.5) de la historia de la competición.