Ruth Beitia: “Por mi madre salté dos metros por primera vez”
Ruth Beitia (38 años) es la actual campeona olímpica de altura y tiene 15 medallas entre todas sus competiciones internacionales. Se ha retirado recientemente por lesión.
Entre los premios de As con motivo de nuestro 50 Aniversario, otros dos exatletas: Sebastian Coe y Fermín Cacho.
Dos personas con las que he crecido como atleta. Es un honor para mí estar a su lado, dos campeones olímpicos de 1.500 metros, en una Gala tan especial, en la que As cumple 50 años. Fermín ha sido compañero.
¿Y su relación con Sebastian Coe?
Le conozco bien. Como todo el mundo sabe, ahora es presidente de la Federación Internacional. Cuando me dieron el premio a mejor atleta europea cené a su lado y en los Mundiales de Londres me dio el premio al fair-play. Es un hombre muy cercano y muy amable.
¿Recuerda la primera vez que usted llegó a una pista de atletismo?
La verdad es que no. Me lo cuenta Ramón Torralbo, mi entrenador, que dice que andaba por allí alborotando e imitando todo lo que hacían los demás. Debió ser divertido.
También practicó usted cross, algo muy distinto a saltar altura…
Sí, hasta los once años. Empecé con Juan Manuel de Blas. Fue un placer entrenarme con él y le tengo mucho cariño.
¿Y era buena?
Era buenísima. Ganaba a todas.
¿Y por qué acabó en la altura?
Porque Juan Manuel y Ramón Torralbo habían hablado entre ellos, habían decidido que yo lo podía hacer mejor en pista, y a la altura que fui.
Siempre ha dicho que Ramón es su segunda mitad…
Mi segunda mitad, mi monitor de atletismo al principio, mi entrenador después y mi amigo hasta ahora. No voy a romper mi cordón umbilical con él. Le consulto muchas cosas y valoro mucho lo que me dice.
Le voy a hacer un pequeño test, con dos preguntas…
La primera.
¿Qué le sucedió a usted el 7 de julio de 1991, en Laredo?
(Muchas dudas). ¿Qué participé en alguna reunión?
Que según las estadísticas fue su primera prueba y saltó usted 1,50 metros.
No creo. Yo ya saltaba antes. Esas estadísticas están incompletas. Lo que sí recuerdo es que por allí estaban atletas muy buenos, entre ellos Arturo Ortiz. Yo ya tenía marcas anteriores a ese 1,50. ¿Y la segunda pregunta?
¿Qué sucedió el 27 de julio de 2003, en Avilés?
Lo que sucedió fue a las diez de la mañana. Esa sí me la sé: salté por primera vez dos metros. Un sueño. No tuve el privilegio de ser la primera en conseguir 1,90, porque lo hizo Marta Mendía, pero sí los dos metros. Iba a intentar 1,98 o 1,99, no recuerdo, y mi madre me dijo desde la grada que si estaba loca, que me fuese a los dos metros. Y salió bien, así que en parte se lo debo a ella.
También se acordará de cuándo consiguió su primera medalla de gran nivel internacional.
En los Campeonatos de Europa de Madrid de 2005. Me ganó Anna Chicherova. Yo fui plata.
Hay una foto simpática de Manolo Martínez llevándola en brazos.
Es que ganamos medalla los dos, dimos la vuelta a la pista juntos y él me cogió en brazos. La foto es muy graciosa. Años más tarde fue actor. Yo he participado en un cortometraje con él. Tardaron más en maquillarme que yo en actuar, de lo pequeño que era mi papel.
Me imagino que la medalla a la que más aprecio tiene es la de oro de los Juegos de Río. ¿Y después?
El de Río fue el día más importante de mi vida, desde luego. ¿Después? Todas las medallas son especiales. No sé. Hay otras cosas. Recuerdo salir del Mundial de Londres, donde acabé duodécima, entre los aplausos de la gente. Y la medalla al fair-play que me entregó la IAAF por consolar a Alessia Trost en la pista. Aquí me recompensaban no como atleta, sino como persona, y fue muy importante.
(Alessia Trost, saltadora italiana, había perdido dos semanas antes del Mundial a su entrenador de toda la vida y estaba pasando momentos muy duros).
¿Y la que le hubiera gustado tener y no tiene?
La de los Juegos de Londres 2012. La toqué durante toda la competición, pero al final fui cuarta.
¿Y dónde tiene todas esas medallas?
Todas en el Museo del Deporte de Santander. La del oro de Río fue la última que llevé, porque durante un año la he estado paseando por un montón de sitios, entre ellos muchos colegios. Es una pasada verlas todas allí.
¿Y los dos diamantes de la Diamond League, que ganó dos años consecutivos?
También están allí, y las medallas al mérito deportivo y otras cosas mías.
¿En su casa no tiene nada?
Mi casa es un oasis, sin grandes cosas del deporte ni de la política. Lo único que tengo son las zapatillas con las que gané la medalla de oro en los Juegos de Río.
Usted es una representante del deporte femenino en España, muy potente.
Yo no suelo diferenciar entre medallas de mujeres y hombres, porque todos competimos representando a nuestro país. Pero sí, el deporte femenino está muy bien. Hablas de natación y hablas de Mireia Belmonte, de bádminton y de Carolina Marín, de piragüismo de aguas bravas y de Maialen Chourraut… Y estoy encantada de que As haya sabido ver muy claro que somos representativas y haya apostado por nosotras.
¿Y ahora, una vez retirada de las pistas? Raúl Chapado ha dicho que usted debe seguir siendo un icono del atletismo.
Encantada de ser un referente. Estoy en la Asamblea del Comité Olímpico Español y en la Comisión de Atletas. También en la Directiva de la Federación Española, como vocal.
Usted ejerce la política en el PP de Cantabria. Pero, al margen de la política y del atletismo, ¿a qué puede dedicarse?
En la UCAM estudio psicología deportiva. Al igual que no romperé nunca el cordón umbilical con Ramón Torralbo, nunca lo haré con el atletismo.