Patriots 31 - Dolphins 24

Los Patriots ganan a los Dolphins y pierden a Garoppolo

New England sufrió más de lo debido ante un equipo de Miami al que dominó hasta que su quarterback se retiró lesionado. Entonces llegaron los problemas.

Madrid
CJ GUNTHEREFE

¿Puede ser que los New England Patriots noten más la baja de Jimmy Garoppolo que la del mismísimo Tom Brady? No me entendáis mal, no estoy diciendo que sean jugadores de un nivel parecido pero, tras lo visto en el encuentro ganado por 31 a 24 a los Miami Dolphins sería justo señalar que la caída de nivel del equipo es más acusada tras la lesión de Garoppolo.

Porque esa es la gran historia de este partido: Jimmy Garoppolo se lesionó en su hombro derecho y dejó el puesto de QB de los Patriots al tercero en discordia, el rookie Jacoby Brissett. Si es una baja para más semanas o no lo sabremos en breve. Si es capaz de afectar al equipo más que la de Tom Brady también deberá ser evaluado; en caso de que lo vimos en la segunda parte de este partido sea la norma, la respuesta es un contundente sí.

Pero sería injusto.

Vayamos al principio. Los Patriots salieron a jugar en Fóxboro, tras una impresionante victoria en Arizona la pasada jornada, con una total y absoluta confianza en sus jugadores y en su plan de juego. No estaba Tom Brady. No estaba Rob Gronkowski. Pero tanto Garoppolo como Martelius Bennett cumplieron con su papel y fueron claves para mover el ataque. Al punto de que, antes de que el segundo cuarto tocara a su fin ya iban 24 a 0.

Así de contundente era el marcador y, si eso fuese posible, más aún el juego. Tanto por aire como por tierra dominaban y la defensa les andaba a la zaga, ahogando a unos Dolphins que se quedaron huérfanos de Arian Foster tras tan sólo tres carreras de su RB titular.

Pero Kiko Alonso, en una jugada legal y limpia, realizó un enorme sack a Garoppolo que acabó con su hombro lesionado. Es ahí donde este partido cambió. 

Salió Jacoby Brissett y el equipo técnico de Bill Belichick lo tuvo claro: carrera, carrera y pase sencillo en tercer down. Quedaban poco más de dos minutos para acabar la primera parte y, con esa diferencia en el marcador, nadie podría culparles.

En la segunda mitad se abrieron un poco más las opciones para Brissett pero, a fin de cuentas, los postulados con los que acabaron el primer tiempo, esto es, seguridad y dejar pasar el tiempo, seguían siendo válidos. Eso llevó a que el ataque se cargase bajo los anchos hombros de LeGarrette Blount. Cumplió. Con creces. Llegó a las 123 yardas.

Pero hubo otro cambio que nada tuvo que ver con el juego conservador bajo Brissett en los Patriots: la línea ofensiva de los Dolphins. El ajuste en el descanso fue tan brutal que una unidad que había visto a, por ejemplo, Chris Long, pasar ante ellos con cierta facilidad, se convirtió en la mejor de esta fase del partido. Ryan Tannehill, QB de los Dolphins, dejó de ser molestado. Por supuesto, el hecho de que la defensa de los Patriots se echase atrás ayudó, pero cuando los puntos empezaron a caer de su lado, los hombres de la protección siguieron dominando.

Así fue que el marcador se fue estrechando, drive a drive, con Jarvis Landry en gran protagonista, pero también con jugadas meritorias de Stills y Parker, hasta un amenazante 31-24 a favor de los de New England.

Ahí llegó otro de esos momentos que nos recuerdan porque los Patriots son tan difíciles de batir. Con aún medio último cuarto por jugar, y sólo 7 puntos de ventaja, condujeron un drive soberbio que se comió todo el reloj, se comió los tiempos muertos de los Dolphins y se comió, en definitiva, todo el partido para que lo decidiese Gostkowski con un fácil field goal de 39 yardas. 

Lo falló, es cierto, lo cual dejó a los Dolphins un último y desesperado drive que concluyó en un hail mary fallido, pero el equipo hizo lo que tenía que hacer.

Por eso decía antes que es un poco injusto juzgar lo que serán, o dejarán de ser, los Patriots si es que tienen que jugar con Brissett de titular. El hecho de tener tal ventaja en el marcador les permitió manejar el reloj y los riesgos para proteger a su nuevo pasador. La remontada no es achacable a su desempeño. Y si algo ha dejado claro este equipo es que aquí se juega con los que haya... y a lo que haya que jugar para ganar. Con bajas imposibles de sostener para otros equipos, ellos ya van 2-0.

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