Tampa Bay Buccaneers

Roberto Aguayo volvió a ser infalible, esta vez bajo la lluvia

El kicker de los Buccaneers jugó su segundo partido perfecto consecutivo y anotó un extra point y dos field goals, uno de 50 yardas, frente a los Washington Redskins.

Madrid
Brian BlancoAFP

Eso no se hace. No hay derecho. Las dos semanitas y media de mosqueo que nos ha dado Roberto Aguayo son fruto de un humor retorcido. El kicker de Tampa, elegido en segunda ronda después de que el equipo pagara una tercera y una cuarta para llegar hasta él, se ha dedicado a torturar con saña a todos los aficionados de Tampa. Y también ha tenido con el corazón en un puño a todos los latinos que hemos estado pateando con él, concentrándonos hasta que nos salía sangre por los ojos, y mirándonos después de cada patada la punta del pie, sin entender lo que habíamos hecho mal. No entendíamos nada cuando veíamos que en los dos primeros partidos de pretemporada, y en un entrenamiento fatídico, el francotirador le daba patadas al balón para que fuera ‘lo que dios quisiera’ mientras las luces de alarma se encendían en los despachos de los Buccanners.

“Roberto necesita un psicólogo”, decían. “No se ha adaptado bien a los balones de la NFL, a su holder, a la responsabilidad”… Ya nos temíamos que tuvieran que fichar un segundo kicker hasta que las aguas volvieran a su cauce.

Pero todo era mentira. Una broma de recién llegado. Novatada a la inversa. Aguayo se estaba riendo de nosotros. Se lo ha pasado bomba dándole un toque de picante mexicano a la pretemporada. Guindilla que por fin empezamos a digerir en la tercera semana de amistosos, cuando enchufó seis de seis, tres field goals y tres extrapoints, como quien se da un paseo por el campo. Con uno más largo de48 yardasque voló equidistante de los palos como si fuera un dron teledirigido.

Este jueves, Aguayo confirmó que ‘Mr Perfecto’ había llegado para quedarse. Ante los Redskins volvió a enhebrar el hilo como solo saben hacerlo las abuelas. Un extra point y dos field goals volaron como si en el cielo hubiera un carril invisible. Uno de ellos fue de50 yardasbajo la lluvia, y Aguayo lo metió con chulería, no gastando ni un gramo más de energía de la necesaria. Con el balón dándole un beso de bienvenida al travesaño horizontal como quien dice “ya estoy aquí”.

La afición de los Buccaneers ya no hace bromas sobre su pateador novato. Y Aguayo, que ni en los peores momentos perdió el gesto tranquilo, ha dado por concluida la broma. El kicker mexicano llegó a la NFL para conquistarla, y después de una paradiña parece haber conseguido una velocidad de crucero.

Ya solo queda que empiece la temporada y la flamante elección de segunda ronda de los Buccaneers, un mexicano que le pega al balón como los ángeles, demuestre que puede seguir siendo perfecto en la NFL, como lo era en el football universitario… Eso sí, por favor, que no nos gaste más bromas. Son malas para nuestro corazón dañado.

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