Ryan Fitzpatrick firma, al fin, su contrato con los New York Jets
El quarterback apuró hasta el último instante de la fecha límite impuesta por el equipo para que aceptase jugar para ellos este año por 12 millones de dólares.
Fin a uno de los grandes culebrones de la primavera-verano en la NFL: Ryan Fitzpatrick ha firmado con los New York Jets. El quarterback ha aceptado la oferta final del equipo de 12 millones de dólares por una sola temporada, sin artificios con el espacio salarial, sin trucos de dinero escondido en futuras e improbables temporadas, y sin más añadidos que hasta 3 millones de dólares en objetivos. En esencia, lo que el jugador venía demandando desde hace meses.
La historia entre Fitzpatrick y los Jets han sido un tira y afloja que sólo se ha resuelto por la existencia de una línea marcada por el equipo: o se aceptaba la oferta antes de las siete de la tarde de ayer, justo antes del inicio del training camp de la franquicia, o se retiraba de la mesa. El jugador llegó a las instalaciones de los Jets justo a esa hora para firmar.
El QB titular del año pasado en el equipo verde de Nueva York apuró hasta el último suspiro porque se sintió maltratado por la franquicia. A pesar de haberse hecho con el puesto de forma indiscutida, de ser parte de un equipo que ganó 10 partidos en 2015, de lanzar 31 touchdowns por 15 intercepciones, de rozar las 4.000 yardas totales, de haber desarrollado una tremenda química con sus receptores Brandon Marshall y Eric Decker... los Jets le trataron como a un reserva. Y no de los mejores. Le ofrecieron tres años de contrato a razón de unos siete millones de dólares anuales. Y eso cuando el mercado pagaba por encima de los 18 millones de dólares a Brock Osweiler, Kirk Cousins o Sam Bradford.
Pero ¿cómo no entender al equipo? Tal y como se ha demostrado, el mercado de QBs sufrió un parón imponente tras la firma de los anteriormente citados. No existe demanda. Tan sencillo como eso. Y, por lo tanto, nadie llamó a Fitzpatrick para ofrecerle más, algo con lo que jugaron los Jets. Además, en su plantilla sigue estando Geno Smith que a estas alturas de la pasada temporada era el titular, sólo apartado de ese rol por un puñetazo de un compañero que le rompió la mandíbula.
Si sumamos que en los dos últimos años en Nueva York han elegido en el draft a sendos QBs, Bryce Petty (cuarta ronda, 2015) y Christian Hackenberg (segunda ronda, 2016), tenemos una situación en la que todas las de perder las tenía Fitzpatrick.
Ante esta situación las posturas fueron acercandose de forma progresiva en beneficio de ambas partes. De hecho, los Jets han acabado pagando los doce millones con los que empezaron la negociación, siete de salario base y cinco de signing bonus; pero, a la vez, el QB se queda con ese dinero sin ataduras más allá de este 2016, algo ideal para volver a probar suerte en el mercado el año que viene.
El training camp de los Jets se vuelve un poco más aburrido, eso sí. Los que esperábamos impacientes para ver como Geno Smith se hacía con los mandos del ataque nos vamos a quedar a dos velas. Es más, a nadie debería extrañar que fuese cortado en breve. Y a petición propia, porque no es plato de buen gusto ser reserva sabiendo que hay dos chavales en la plantilla capaces de cumplir ese rol de formación en el que ya no encaja Geno. Pero el problema es que, como he dicho antes, ahora mismo no existe mercado de QBs alguno.
Sea como fuere, el culebrón termina de la manera más lógica, con las dos partes consiguiendo lo que querían y lo que era mejor para ambos. La estabilidad, la gran plantilla que son los Jets ahora mismo, vuelve a tener a su QB entre ellos, y Fitzpatrick vuelve al grupo que más alegrías le ha dado en su carrera (sí, mejor que en Buffalo). Ahora queda lo más difícil: llegar a los playoffs.