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Aaron Rodgers facemask

Eso nunca ha sido facemask; basta ya de debates futbolísticos

Los árbitros castigaron a los Lions con un facemask a Aaron Rodgers cuyas consecuencias nos han metido de lleno en debates vacíos típicos del fútbol europeo.

El famosos facemask del museo de pesas y medidas de la NFL.

¡Estoy harto! Hasta los mismísimos. Ya no sé lo que es un pase completo, ni una interferencia, ni un holding, y a todo eso hay que sumarle las escientasmil penalizaciones que aún he sido incapaz de entender después de tantos años viendo football americano e intentando descifrar sus secretos.

Por tanto, a partir de ahora, cada vez que tiren un pañuelo amarillo me iré al frigorífico a por una cerveza. Al menos terminaré los partidos cantando el ‘Asturias patria querida’ con una melopea imperial, porque perder el tiempo intentando entender los motivos por los que los equipos son penalizados se ha convertido en un trabalenguas y una ridiculez.

Por que últimamente, las explicaciones de los árbitros después de cada jugada se han transformado exactamente en eso: trabalenguas incomprensibles o que desmontan incluso los pocos puntos del reglamento que parecían transparentes. Antes, cuando abrían el micrófono, te sacaban de dudas. Ahora se ha extendido una epidemia de tartamudeos, contradicciones y problemas de dicción.

Pero lo peor no es eso. Lo realmente lamentable es que esos debates tan del balompié, en los que cada uno defiende el acierto o el error en función de la defensa de unos colores, se hayan extendido en los últimos tiempos como la espuma, con argumentos tan peregrinos, tan ridículos, tan cogidos por los pelos, como considerar que lo que Aaron Rodgers sufrió con el tiempo cumplido fue un facemask.

Y que Blandino, el supersheriff del rebaño de zebras, afirme taxativamente que en caso de haberse revisado no habría cambiado la decisión, solo confirma que ahora mismo nadie sabe lo que es un facemask, una recepción, un holding, una interferencia, un intentional grounding, ni nada. Y tal vez haya llegado el momento de que esos señores que estudian el reglamento se paren un momento, le den al botón de reinicio, y nos vuelvan a explicar de ‘pe’ a ‘pa’ cómo se debe jugar al football y qué es o no es legal.

De hecho, Blandino, en vez de explicar con pelos y señales los argumentos que justifica la decisión, y tras escudarse en un comentario equívoco sobre la posible revisión, se queda en tierra de nadie, en una posición que me parece profundamente cobarde, afirmando que se entiende que un árbitro tomara esa decisión viendo la jugada a velocidad normal, pero sin atreverse a decir lo que insinúa levísimamente, que es una decisión errónea.

Y esa jugada, y el hail mary consiguiente, no deben servir de consuelo para unos Packers que apestaron desde el inicio hasta mediado el último cuarto cuando jugaron a la desesperada, ni para unos Lions que también apestaron desde el touchdown de Calvin Johnson hasta el final.

Lo que más lamento, lo que está empezando destruir la magia de la NFL, es que los mismos debates ridículos, vacíos, condicionados por el favoritismo, faltos de criterio y de buena intención, que tanto nos hastían a muchos del actual balompié, estén llegando como riadas a nuestro deporte favorito.

Si en la NFL también hemos entrado en el debate de que “si te fijas bien, la punta de la uña del pulgar del pie derecho se levanta levemente, y eso provoca una protuberancia en la zapatilla que deslumbra al rival y condiciona la jugada, por lo que es falta personal, sanción de dos partidos y retirada del carnet de conducir”, yo me borro. De verdad, me borro.

Blandino no está aquí para defender las incongruencias que pueda explicar un zebra desbocado, ni para decir que ni que sí, ni que no, sino todo lo contrario, como ha hecho con sus desafortunados comentarios de hoy, sino para velar por el uso correcto del reglamento y capitanear una labor didáctica a todos los niveles. Jamás había visto a ningún árbitro pitar un facemask como ese, pero después de escuchar los argumentos oficiales para justificar la decisión, he pasado gran parte la tarde buscando sacks considerados legales en lo que va de temporada, y he descubierto que en un buen puñado de ellos hay facemasks flagrantes como el de la noche del jueves. Y eso sin hablar de runningbacks o receptores intentando zafarse de un placaje agarrando o empujando la máscara de un rival. Incluso he visto a algún árbitro que debió ser castigado por tocar sin querer la máscara de un jugador mientras le daba explicaciones.

¡Cuanta chorrada!