NATACIÓN

Corominas: "Si ser la pionera provocó éxito, bienvenido sea"

Mari Paz Corominas se convirtió en México 1968 en la primera mujer española que participó en una final olímpica de cualquier deporte, en los 200 espalda.

RODOLFO MOLINADIARIO AS

Mari Paz Corominas, nacida en Barcelona el 2 de junio de 1952, disfrutó de una corta, pero intensa, carrera como nadadora. Con 16 años, en México 1968, se convirtió en la primera mujer española que disputó una final en cualquier modalidad olímpica, en los 200 espalda. Terminó séptima: "Supuso un logro histórico para los medios disponibles y el rol femenino en esa época. Me agrada que se me recuerde como una pionera".

Corominas comenzó a nadar con 12 años y colgó el bañador con 18: "Empecé gracias a las actividades del deporte escolar. Los sábados de mayo y junio nos llevaban a la piscina de Montjuïc que ahora se emplea para los saltos. Destaqué en la modalidad de espalda y mi padre me apuntó en el Club de Natación Sabadell". Mari Paz procede de una familia acomodada de seis hermanos. Su padre tenía una fábrica textil y luego presidió el Banco Sabadell: "Recuerdo con cariño cómo mi madre conducía su 600 para dejarnos a mis hermanas y a mí en las instalaciones".

Evolución. Corominas pasó a entrenarse tres tardes a la semana: "En el primer año en que me lo tomé más en serio me proclamé campeona de España en los 100 espalda. Luego alcancé finales europeas y conseguí una plata júnior. Samaranch me dijo: 'Te labrarás una gran trayectoria'. Sin embargo, fue breve, aunque en México hiciera historia. En 1969 ya tenía claro que quería estudiar Económicas. Entonces, el deporte y una licenciatura eran incompatibles, no como ahora, donde las chicas disponen de todas las facilidades en los Centros de Alto Rendimiento".

La principal diferencia que encuentra entre su etapa como nadadora y la actual radica en los métodos de entrenamiento y en la tecnología: "Llegué a competir en 400 y 800 sin gafas, imagine lo que podían picarte los ojos. Los trajes y los gorros han evolucionado muchísimo, así como los planes de preparación, la dietética y la mentalidad. Cuando estuve en la élite a nadie le importaba lo que hacía, no había becas ni fórmulas de seguimiento para las marcas. Es una pena, pero no se puede hablar de que existiera un deporte profesional".
Mari Paz no se arrepiente de haberse retirado a los 18 años: "Me casé muy pronto, a los 21 (con un dermatólogo, con el que formó una familia de tres hijos), y no me dio tiempo a plantearme '¿Y si hubiera continuado?'. Quizá tampoco tenía la capacidad de sufrimiento que se les ve a las nadadoras de ahora, de soportar tanto dolor en los ejercicios. Sin medios ni atención por parte de las instituciones, se hacía todo más cuesta arriba".

El cambio. Para Corominas, que contribuyó en Barcelona 1992 como colaboradora (trabaja en una asociación cultural en la Ciudad Condal), el punto de inflexión en España se produjo después de la cita olímpica: "Desde mi época hasta los Juegos prácticamente no se mejoró en nada. A partir de Barcelona se trabajó la sincro y las distintas especialidades de la natación. Los frutos han llegado poco a poco". Hasta la explosión de los recientes Mundiales: "Me encantan Mireia y Melani, son dos chicas fantásticas, muy potentes, auténticas heroínas, como las del waterpolo. En hombres, la cosa no pinta tan bien". A pesar de que Mari Paz permanece totalmente desligada de su deporte, concluye sus pensamientos con orgullo: "Si ser la pionera ha provocado este éxito, bienvenido sea".

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