Copa del Rey

Revancha del Atlético ante un Barcelona menos acertado

Primera derrota azulgara en la temporada en las competiciones domésticas, ante unos rojiblancos con Julen Aguinagalde otra vez colosal.

Madrid
EFE

El Barcelona no hará el pleno nacional esta temporada. Lo tenía todo a favor, incluso el aspecto psicológico tras eliminar al Atlético de Madrid de la Champions hace una semana, pero está visto que Dujsebaev es capaz de insuflar a todo un equipo su rebeldía, y que la diferencia entre unos y otros y con un arbitraje no europeo no podía ser de ocho goles como en el Palau. Y así ganó el Atlético, aunque también es cierto es Xavi Pascual echó una mano al mantener a Saric todo el partido en el banquillo, y que Rutenka sólo jugó la segunda mitad, en la que el Barça intensificó su juego ofensivo.

Y no es que Sterbik no estuviese a buen nivel, es que Saric contra el Atlético suele estar insuperable. Y Arpad no llegó a ese nivel de excelencia, y como además las pérdidas del balón del cuadro catalán fueron excesivas (17 frente a 7 de los rojiblancos) se explica un poco el resultado final, ese 31-28 engañoso, porque Pascual ya daba el partido por perdido en el minuto 55 (28-23) en el que solicitaba a los suyos dos cosas: un esfuerzo extraordinario y ni una falta en defensa para obligar a los rojiblancos a lanzar frente a un Arpad que rubricó en esos momentos lo mejor de su actuación.

Pero la semifinal se decantó en la primera parte, en la que Rutenka veía los minutos pasar sin intervenir por culpa de un golpe que le mantuvo en duda para el choque de esta semifinal de la Copa del Rey. En esa primera mitad el Barça no jugaba en ataque, y el Atlético era un bloque intenso en defensa y que encontraba vías para llegar a los seis metros. Además, Hombrados se reinvindicaba frente a su mal choque de la Champions. Entre los aciertos defensivos, y la pobre elaboración de ataque rival, los rojiblancos dejaban al Barça en ocho tantos en treinta minutos, de todo punto increíble frente al mejor ataque de la Liga española.

En la reanudación, Pasqui se jugó el todo por el todo mandando a la pelea a un Rutenka que no sabe reservarse, que sale a la pista a entregarlo todo. Y desde su posición, pese a no tener un día espléndido en ataque, el Barcelona creó ocasiones, dejó situaciones cómodas para el resto de sus compañeros, y de ahí que el partido se convirtiese en un intercambio de goles. Si el Barcelona marcaba con celeridad, el Atleti se lo devolvía con Aguinagalde, otra vez colosal, o con Lazarov, o con Jurkiewicz, y de ahí ese parcial de 17-20 en la segunda parte, si bien los colchoneros sufrieron tres exclusiones en los últimos cinco minutos (Kallman, Balic y Jurkiewicz) y acabaron en inferioridad, pero gestionando bien su renta que nunca bajó de dos tantos.

Fue, eso sí, un choque duro, en el que el Atlético se exprimió hasta la última gota de sudor. Era un partido a vida o muerte para el balonmano rojiblanco que antes había perdido la Liga, la Copa Asobal , la Supercopa y la Champions ante los azulgrana. Ceder un quinto título hubiese sido sangrante para un conjunto tan orgulloso y de futuro incierto. Y por eso el Atlético estará en la final, mientras que el Barcelona sufría su primera derrota de la temporada en las competiciones domésticas.

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