Michael Phelps gana el Premio Laureus al reto excepcional

Usain Bolt y Jessica Ennis, las dos grandes figuras del atletismo en los Juegos Olímpicos de Londres, ganaron los Laureus a los mejores deportistas del año, hombre y mujer. Bolt repitió la gesta de Pekín 08, no escrita hasta entonces, de ganar los 100 y los 200 metros. Ennis fue la campeona de heptatlon, la disciplina más dura y completa del programa del atletismo.

¿Y Phelps? Phelps recibió un premio especial, un premio nuevo por conseguir un reto excepcional: ser el deportista más laureado de los Juegos: 22 medallas. La Selección de fútbol se quedó sin premio, y el del mejor equipo se lo llevó el europeo de la Ryder Cup por su gran remontada. Algo nos toca. El capitán era al fin y al cabo Olazabal.

Bolt es una figura indiscutible. El rey del atletismo nada menos. Para él es su tercer Laureus. Nada nuevo. Está más que justificado por su colosal y ya larga trayectoria. En Londres ganó la final más rápida de la historia contabilizando los tiempos de los ocho finalistas, siete de los cuales habían corrido en menos de diez segundos las semifinales. Sus méritos son sobrados. Pero ¿más que Phelps?

Michael Phelps ganó en los Juegos de Londres cuatro oros y dos platas. No se puede decir que se viera al mejor Phelps, quien cuatro años antes, en los de Pekin, se había colgado ¡ocho oros! Pues si entonces no le valieron para llevarse el Laureus… Bolt le ganó en aquella ocasión el Laureus. Como ahora. A pesar de que Bolt no deslumbró en los Juegos de Londres como hace cuatro años, porque en esta ocasión no logró rebajar sus propios récords mundiales de tan caros como los ha puesto.

El caso es que Bolt y Phelps han vuelto a mantener su rivalidad, y aunque Bolt se haya vuelto a llevar el premio gordo de los Premios, estos Premios serán recordados porque Phelps, por fin, ha estado entre los ganadores. “Realmente siento que el deporte es diferente”, declaró el gran nadador. “Ahora ya me he retirado, quiero vivir tranquilo, pero el deporte me ha permitido cumplir un sueño. El hecho de poderlo haber cumplido ya es una razón más que suficiente para sentirme satisfecho y haber dado sentido a mi vida”.

El otro gran protagonista de los Premios fue Felix Baumgartner, el hombre que saltó desde la estratosfera para superar la velocidad del sonido en caída libre. Tras haber sido considerado un súper hombre al saltar desde 39.068 metros de altitud y alcanzar en el descenso una velocidad de 1.342,8 kilómetros por hora, ayer se sentía el hombre más feliz entre los terrenales. “Nunca había acudido a unos premios del deporte. Siempre había sentido admiración por los ganadores, y ahora, verme entre ellos ¡me entusiasma!

Baumgartner es un hombre muy popular en Rio de Janeiro, donde se entregaron los Laureus, ya que en una ocasión saltó al vacío desde la mano de Cristo, a una altura de 713 metros.

Del Bosque se quedó sin recibir el premio al mejor equipo, pero se va de Rio como embajador de los Laureus, y tras haber recibido la admiración del mundo del fútbol, resumida en una frase de Desailly: “Cuando veo un partido de España me dan ganas de olvidarme de mi retirada y volver a jugar. Es un equipo asombroso”.

El jurado

Los Laureus se eligen por votación entre los 42 miembros de la Academia Laureus World Sports, con sede en Londres. Todos los miembros son ex deportistas y su presidente es Edwin Moses. Ellos son quienes eligen a los ganadores de entre los seis nominados de cada categoría. Estos, a su vez, son elegidos por votación entre periodistas de todo el mundo.