Tiger Woods se lleva en Doral su séptimo Mundial Cadillac

Una figura confiada y con un devorador afán de victoria se ha paseado durante esta semana por el Blue Monster de Doral (Miami). Otra pista: los domingos viste con polo rojo y pantalón negro. Sí, se trata de Tiger Woods, la leyenda del golf que conquistó el Mundial Cadillac por séptima vez en su carrera. Y lo hizo arrasando con dos golpes de ventaja sobre Steve Stricker, su perseguidor, pero también su mejor amigo y uno de sus más firmes consejeros (“Todo lo que él me dice lo hago”, ha dicho el Tigre alguna vez).

Ni el viento que sopló en el Blue Monster frenó a Tiger que ha marcado en los cuatro días un total de 27 birdies. Una bestialidad para conquistar el 76º torneo de su carrera a sólo seis victorias del récord absoluto de Sam Snead (82 títulos). “Juega muy sólido y es impresionante ver la manera en la que controla la bola”, decía McDowell, su compañero de partido en la jornada final. Stricker, uno de los mejores pateadores del mundo (en 2009 llegó a hacer 34 birdies en 72 hoyos) también destacó las bondades de su colega: “Cuando está en cabeza es muy duro y no deja oportunidad a sus rivales”. Strick lo intentó de todas las maneras, pero fue imposible. Y es que de las 16 veces que Tiger ha salido a la jornada final como líder con tres o más golpes de ventaja siempre ha ganado. Es más, se ha llevado 51 de los 55 en los que ha comenzado primero en el último día. Más datos: este es el cuarto torneo que ha ganado siete veces (Bridgestone, Arnold Palmer y Farmers).

También merece una mención especial Sergio García que terminó tercero igualado con Scott, McDowell y Mickelson. El de Borriol lleva rozando el poste varios torneos y con un juego espectacular. “De lo mejor de esta temporada”, dijo el castellonense que acariciará el top ten mundial. En Doral ha realizado dos vueltas de escándalo (la primera y la tercera). Más discretos estuvieron Gonzalo Fernández-Castaño (+1) y Rafa Cabrera Bello (+11), que perdió la concentración en el último día.

Otra buena noticia es el regreso de Rory McIlroy. El número uno del mundo marcó en la jornada final una vuelta de 65 golpes (-7) y maquilló espectacularmente su resultado para hacer su primer top-ten de la temporada (fue octavo). Acabó en -10. Ni los palos Nike, ni la concentración, ni las muelas, parecen ser ya un impedimento para el norirlandés, que con el descaro que le caracteriza apuntó hacia al Masters de Augusta, ese major que tiene pendiente. También lo quiere Tiger, con cuatro chaquetas verdes en su armario, pero que lleva cinco años sin un grande (tiene 14). Son las sensaciones que llegaron desde el Blue Monster de Doral, un campo al que el magnate Donald Trump cambiará de aspecto para el año que viene.