"Estoy muy cansada, pero parece que bien"

Ha sido muy duro y estoy muy, muy cansada, pero parece que bien". Edurne Pasaban se comunicaba así ayer con sus padres, después de que el lunes lograra coronar el Kanchenjunga (8.586 m.), la tercera montaña más alta del planeta y el 12º ochomil que conquista la guipuzcoana en su afán por completar los catorce existentes en el Himalaya.

El descenso está siendo muy complicado. Pasaban tardó ayer siete horas en cubrir los 600 metros que separan el Campo 4 (7.800 m.), donde pernoctó tras hacer cumbre, del Campo 3 (7.200). "Está agotada físicamente, pero no ha sufrido congelaciones ni otras secuelas al margen del desgaste", explicó Carmen Portilla, directora de Al filo de lo imposible.

Pasaban decidió ayer recuperar fuerzas quedándose a dormir en el Campo 3, bajo los cuidados de Alex Chicón y dos sherpas, e instó a otros compañeros, Ferrán Latorre, Asier Izaguirre y Juanito Oiarzabal, a que continuaran el descenso.

"Edurne se ha quedado reponiéndose dentro de la tienda", informó ayer en TVE Toñín Perezgrueso, subdirector de Al filo de lo imposible, desde el Campo Base. "Ha estado comiendo y bebiendo. La bajada al Campo 2 es bastante complicada y muy técnica, con muros de hielo que hay que rapelar y zonas de grietas. Prefiere hacerlo mañana (por hoy), cuando esté más fresca y recuperada".

Precauciones.

Oriol Riva, miembro de la expedición de Alberto Zerain (quien ayer coronó el Kanchenjunga sumando así su séptimo ochomil), ha querido ascender desde el Campo Base a campos superiores con el objetivo de encontrarse con Edurne. Riva lleva varias botellas de oxígeno por si fueran necesarias. Asimismo, Jorge Egocheaga, miembro de Al filo que tuvo que renunciar a la cima por una bronquitis, espera en el Campo Base con su equipo médico.

Pasaban ha dicho de este descenso que es "otro K2", donde en 2004 perdió dos dedos de los pies por congelaciones.